Energía
La derrota de Garoña
Santa María de Garoña, se ha dicho con razón, tiene nombre de iglesia románica asturiana. También tiene nombre de batalla medieval, de las de tiempos de la Reconquista. La que se ha librado estas semanas sobre el porvenir de la central nuclear ha acabado en tablas, lo que es tanto como decir que ha terminado con una derrota del Gobierno, y más en particular de su presidente. El cierre de la central nuclear era un empeño personal suyo, siempre por encima de todo: del debate sobre las fuentes de energía en nuestro país, de los intereses de los consumidores y de la situación de los propios empleados en la central nuclear. Tras el fracaso de las últimas elecciones, y con su mentalidad visionaria, debía doblar la apuesta radical, ya plasmada en un programa electoral que en algunos apartados surge directo de las fantasías de los años setenta, de cuando el movimiento abortista, las feministas radicales, los partidarios de la emancipación sexual y el ecologismo antinuclear berreaban juntos (en francés chapucero, a ser posible), «même combat», es decir una misma movida encabezada ahora por el líder casi supremo del progresismo universal (el líder absoluto es Obama). Pues bien, las cosas no han salido como previsto. El debate sobre la energía nuclear ha alcanzado una madurez y una riqueza que deja muy atrás las posiciones ultraideologizadas de Rodríguez Zapatero. Ahora el argumento ecológico respalda la energía nuclear –la más limpia y la más barata–, mientras que el movimiento ecologista revela cada vez más su naturaleza de lobby ideológico y económico. Subir el recibo de la luz para apoyar las energías renovables, las más caras, cuando se anda preconizando una supuesta energía sostenible resulta una contradicción palmaria. Y en su partido, e incluso en el gobierno, donde empiezan a verse las grietas que ha provocado su forma de hacer política, Rodríguez Zapatero ha aparecido en posición de debilidad. Perder una batalla no es perder la guerra, ni mucho menos, pero a la vuelta del verano habrá ocasión de ver los efectos de la derrota de Garoña.
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