Nueva York
La foto del día: El instante efímero
Hablaba de la danza como de un amor inevitable al que sólo cabe entregarse con generosidad porque «nunca te devuelve nada, sólo el momento efímero de sentirse vivo». Tanto como para persistir en ese intenso cortejo durante 90 años, edad a la que falleció ayer en Nueva York. Aunque desde hace dos años su cuerpo estaba atrapado en una silla de ruedas, Merce Cunningham vivía para sentirse vivo que, para él, no era otra cosa que bailar o preparar coreografías. Siempre en movimiento, original, inquieto, audaz, evitaba lo obvio y exploró todas las posibilidades de la danza para convertirse en lo que fue: una de las personalidades más relevantes de su arte. Por excepcional; tanto como el movimiento que se ve en la imagen: si las personas, por lo común usamos las sillas para sentarnos, él las utilizó para levitar en «ese instante efímero» que con tanta ansia persiguió hasta hacerlo eterno.
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