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Las hermanas Hilton desheredadas

La Razón
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L. R. G.

 

Se les ha quedado la sonrisa congelada. Si Paris y Nicky contaban con la sustanciosa herencia de su abuelo –unos 2.300 millones de dólares– para sus excentricidades, ya pueden ir pensando en otras alternativas económicas. El propio Barron Hilton, de 80 años de edad, comunicó su decisión vía email a la revista «Fortune»: el 97 por ciento de su fortuna iría a la fundación Conrad H. Hilton, que lleva el nombre de su padre, y no a sus nietas. Al parecer, al patriarca no le ha costado demasiado tomar esa decisión, ya que no veía con buenos ojos la imagen frívola y alocada que estaban dando sus heredederas, que han hecho de su vida un «reality show» muy lejos de la discreción que prima en las familias que atesoran las grandes fortunas de EE UU.

La fundación, creada en 1944 por el bisabuelo de las hermanas, realiza más del cincuenta por ciento de sus obras de caridad fuera de Estados Unidos, y Barron quiere seguir el camino emprendido por su progenitor: «Mi patrimonio personal asciende actualmente a unos 1.600 millones de euros, y no importa qué valor tendrá cuando muera. Será para la fundación», afirmó.

Esta decisión no ha dejado en la ruina a las «hermanísima», no es que sean pobres, sólo que van a ser menos ricas. En el caso de Paris, no va a tener problemas para llegar a finales de mes. Su popularidad vale su peso en oro. Si en 2004 ganó más de dos millones de dólares por diversos trabajos en la televisión y en publicidad, en 2006 la cifra se multiplicó por tres, llegando a los seis millones. Así, Barron no tiene problemas de conciencia, aunque sí muchos quebraderos de cabeza por el estilo de vida de su nieta. Nunca entendió su actitud de lograr la fama por la fama sin importar los medios que utilizase para ello. El primer disgusto se lo llevó cuando se difundieron las imágenes de Paris practicando sexo oral con un ex novio, y la gota que colmó el vaso fue verla entre rejas tras montar un espectáculo en la entrada de la cárcel. Además, la actitud comprensiva de sus padres, Richard Hilton y Kathy Richards, tampoco fue del agrado del patriarca, que considera que la educación de sus nietas ha sido demasiado permisiva y condescendiente.

«Barron sufrió una terrible vergüenza al ver cómo el buen nombre de los Hilton era destrozado por Paris. No considera que tenga que dejarle nada a gente que no lo merece», comentó hace unos meses uno de sus colaboradores más cercanos. Dicho y hecho.

apellido con solera

Nicky tampoco sufrirá un gran descalabro económico por el momento. Aunque su imagen pública es más discreta que la de Paris, también se ha servido de su apellido con solera. Sólo así se puede entender que su labor como diseñadora tenga tanta repercusión y que su principal actividad –el diseño de bolsos de mano– , le reporten unos ingresos cercanos al millón de euros al año. Todavía no se sabe cuál ha sido la reacción de las implicadas, que están de vacaciones en Hawai.