Novela
«Las revoluciones no tienen finales felices»
-Presenta ahora su novela «Y de repente fue ayer» (Planeta). ¿Qué ayer le gustaría que fuera hoy?-Primero de enero de 1959, los principios de la revolución castrista, aquellas ilusiones aún vivas. Luego las esperanzas no se cumplieron, todo fue un gran engaño. En realidad, ésta es una novela sobre el engaño.-Efraín, uno de sus protagonistas, es feo, pero sabe contar historias. Óvalo, el otro protagonista, posee el don de la belleza. ¿Cuál preferiría ser?-La belleza es el don más fuerte. Fascina. Es una trampa y una especie de condena. Hitchcock decía que la belleza era siempre un signo de maldad.-Sí que parece un insulto a la igualdad de oportunidades...-Es por culpa de los que la ven, de los fascinados, nunca de la belleza en sí.-Usted hubiera querido ser guapo como...-Cary Grant.-Óvalo hace la revolución para vengarse de las afrentas que sufrió en el orfanato en tiempos de Batista. ¿Las revoluciones son una venganza?-Parece que sí. Es un error: deberían ser sólo para evolucionar. Pero generalmente llevan consigo dolor, castigo, resentimiento. Las revoluciones no tienen finales felices.-Efraín hace otra revolución: crea la telenovela, un nuevo género, y consigue un gran éxito. No sé qué revolución hubiera elegido usted...-La política, no; me quedo con la telenovela, que tiene más futuro que cualquier revolución. La telenovela de Efraín sobrevivió a la revolución castrista. Era un éxito con Batista, y Fidel la mantuvo.-En realidad, una revolución es una telenovela, ¿no? Hay rencores, pasiones, ambiciones...-Se parecen mucho. Van juntas.-¿Tiene alguna revolución pendiente?-Muchas. Mi revolución pendiente es llegar a ser el comunicador total. Comunicarme mejor con todos, hasta con mi marido.-¿Mostrar el culo en la tele tiene algo de revolucionario?-Lo tuvo. Pero han pasado cinco años. Ya soy otro. Ahora tengo más canas en todos los sitios.-Después de ser finalista del premio Planeta y de ser considerado, leo en el dossier de Prensa, digno sucesor de Truman Capote...-Un sucesor de Capote jamás debería ser calificado de digno. No entra en mis planes ser digno, sólo distinguido.-Después de todo eso, decía, ¿no corre el riesgo de volverse un tipo serio?-No, no. Mi sentido del humor me lo impide. Nunca seré serio.-Hombre, se pondrá serio para algo, digo yo.-Para vestirme cada día. Eso me lo planteo con seriedad.-La revolución derroca al dictador y el revolucionario se convierte en dictador. Parece que estemos eternamente atrapados en ese bucle temporal...-Sí, se repite siempre. Es algo freudiano, sobre todo en América: buscamos la figura del padre y creemos encontrarla en el caudillo.-La crisis: dicen que vamos a ser más pobres. ¿Está preparado para eso?-Absolutamente. Creo que todos tenemos que ser más sobrios, empezando por los banqueros.-Lo que no puede ser no puede ser y además es imposible (El Guerra).
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