Llorente retrasa el alirón

Todo estaba preparado en Barcelona para cantar el alirón, para celebrar un título después de dos años de penurias, el primero de los tres que puede lograr el equipo azulgrana esta temporada, pero... Joseba Llorente marcó en el tiempo de descuento el empate del Villarreal y la celebración del campeonato tendrá que esperar. Menudo chasco. Guardiola resoplaba, decía que no con la cabeza porque había pedido el título ya, a la primera, y no va a ser posible. Igual de grande fue la decepción para el Camp Nou, que entonó cánticos de victoria durante toda la segunda mitad ignorando el final que había reservado para el partido. El minuto mágico en Stamford Bridge se convirtió ayer en fatídico en el Camp Nou. El Barça puede ganar la Liga el sábado sin jugar si el Real Madrid no es capaz de superar al Villarreal o el domingo simplemente con empatar ante el Mallorca.

El Barcelona salió al campo todavía con los pelos de punta por lo vivido en Londres. Puso pasión en los primeros minutos con toda la artillería en el campo. Guardiola no está para bromas y por eso quería cerrar la Liga cuanto antes. No hubo descanso para ninguna de las estrellas y sólo Puyol, aunsente en Londres por sanción, jugó de refresco. El Villarreal parecía no existir, era como si el Barça jugara sin rival, confiado en que nadie podía apartarle del triunfo. Pero vaya si existió.

Los primeros minutos de dominio tuvieron como consecuencia el gol de Keita. Los castellonenses le dejaron un pasillo para entrar y disparar, aunque tuvo suerte, porque el balón tocó en Gonzalo y cogió un efecto raro. Todo pintaba perfecto, la fiesta comenzó bien, pero el Villarreal no tardó en empezar a funcionar. Poco a poco la euforia del comienzo fue dando paso al cansancio real de los jugadores por la paliza de Stamford Bridge. Entre eso y que el marcador ya estaba a favor, el equipo azulgrana bajó el nivel. Se dejó comer terreno por los «amarillos» y perdió toque y solvencia para sacar la pelota. Rossi robó un balón a Touré en zona peligrosa y el Villarreal montó un contragolpe rápido y fulminante: Rossi-Ibagaza-Rossi-Llorente y gol. La primera decepción, aunque pequeña, porque quedaba mucho tiempo por delante. La tensión subió con una parada de Valdés a cabezazo de Rossi que acabó con la pelota en el poste. No estaba mal un poco de incertidumbre, pensarían los aficionados. El Barça apretó en los últimos minutos para marcharse al descanso con una amplia ventaja. Los jugadores azulgrana demostraron que además de buenos son listos. De dos faltas obtuvieron dos goles. La primera la sacó rápido Xavi. Messi pasó a Iniesta y el «8», el más aplaudido, el nuevo héroe, regateó desde el suelo y le permitió a Etoo acercarse un poco más al «Pichichi». Después fue Alves el que acertó de tiro libre directo.

La celebración anticipada comenzó. Los gritos de campeones, los aplausos a los «cracks»... Y el equipo respondía en el campo con su fútbol alegre, con las combinaciones de los pequeños y las entradas de Alves por la derecha. Sólo faltó el gol, o no. Xavi lo marcó, pero fue anulado por un fuera de juego inexistente. No hubo muchas protestas. La fiesta no corría peligro, hasta que Abidal hizo penalti por cargar a Nihat. El francés fue expulsado por segundo partido consecutivo. Esas dos rojas le impedirán jugar las finales de la Copa y de la «Champions».

Mati Fernández no perdonó desde los once metros. El Villarreal se vino arriba y en un balón largo Llorente se coló entre los centrales para marcar por la escuadra y amargar la noche al estadio azulgrana.