Moscú
Los comunistas pierden en Moldavia su último bastión en Europa del Este
El líder del Partido Democrático Liberal anuncia un acuerdo para que el país transite por «normas democráticas».
MADRID- Los comunistas de Moldavia perdieron ayer, por primera vez en ocho años, el control del Parlamento de su país y ahora una alianza de los otros cuatro partidos, todos ellos pro-occidentales, podría barrer con las aspiraciones de los aliados de Moscú. Si bien se preveía una caída en los votos respecto a la caótica elección de abril, lo novedoso es que ahora la oposición se ha juntado para trabar cualquier futuro gobierno comunista. «Lograremos el compromiso necesario y buscaremos un acuerdo para que Moldavia pueda regirse por normas democráticas», anunció Vladimir Filat, el líder del Partido Democrático Liberal (PDL). La Comisión Electoral Central indicó que, después del cómputo del 97 por ciento de las papeletas, los comunistas obtenían el 45,1 por ciento de los votos. Es decir, 48 escaños de 101 del Parlamento. Los 53 escaños restantes se los repartirían cuatro partidos opositores. De acuerdo con los datos oficiales, la segunda formación más votada fue el PDL, que obtuvo el 16,41 por ciento (17 escaños), seguido del Partido Liberal (PL), con el 14,4 por ciento (15 escaños). Las otras dos formaciones que consiguieron superar la barrera del 5 por ciento son el Partido Democrático, con el 12,5 por ciento (13 escaños) y la alianza Nuestra Moldavia, que obtuvo el 7,4 por ciento (8 escaños).Así, el partido del presidente Vladimir Voronin, un ex integrante del régimen soviético –cuando Moldavia era una de las 15 repúblicas satélites– que aún conserva un busto de Lenin en su despacho, no lograría sumar los respaldos para formar gobierno ni con el apoyo de otras formaciones. Es que los cuatro partidos minoritarios anunciaron un «acuerdo de principio» para formar gobierno, dejando a los comunistas en una futura, aunque fuerte, oposición. Anoche, el líder del Partido Democráta, Marian Lupu, descartó cualquier acuerdo con ellos. «No vamos a entrar en una coalición bilateral con el partido Comunista», sentenció, para agregar: «Nuestra intención es contribuir a un inicio constructivo, un inicio muy activo, un inicio equilibrado en línea con el estilo del Partido Demócrata, para formar una amplia coalición».Nueva agendaLos cuatro partidos plantearán una nueva agenda en la última nación europea gobernada por los comunistas, sacudida por las protestas en abril contra un resultado considerado «amañado» por el Gobierno. Habitualmente llamada «el mayor duty free ilegal de Europa», Moldavia se moverá ahora hacia reformas de libre mercado, el fortalecimiento de un sistema de justicia independiente y más garantías para la prensa. Es una de las naciones más pobres de Europa, con un salario promedio de 250 euros y a la que el FMI le pronosticó una caída del 9 por ciento de su PIB. Y que asiste a la contradicción de que Oleg Voronin, el primógenito del presidente comunista, es uno de los hombres de negocios más ricos del país, con una fortuna estimada en 1.400 millones de euros. Los analistas destacaban ayer la pérdida de poder del comunismo. «Uno difícilmente puede sobreestimar la importancia de esto. Pese a todas las declaraciones clamorosas de los comunistas, y el apoyo abierto de Rusia, han perdido muchos votos desde abril», aseguró el analista político independiente Bogdan Tirdea. Para Sabine Freizer, director del programa Europa del International Crisis Group, «la pregunta es cuán bien la oposición podrá unirse».Advertido de lo que vendrá, Voronin llamó al diálogo al resto de los partidos: «El Partido Comunista está listo para un diálogo fundamental con todas las fuerzas políticas representada en el Parlamento», dijo. Aunque sigue «en sus trece»: «Ningún otro partido puede compararse con el nuestro en apoyo popular».
«La democracia salió victoriosa»El líder de los liberales-demócratas, Vlad Filat, es la cabeza del cambio en Moldavia. En 1998, con apenas 29 años, fue nombrado director general del Departamento de Privatización y Gestión de Bienes del Estado y ahora es una figura clave en la formación de un Gobierno viable. Ayer, este abogado de 40 años, casado y con dos hijos, y diputado desde 2005, celebró que «la democracia y la verdad han salido finalmente victoriosas». Y aseguró que «luchamos por esto durante mucho tiempo y con muchas dificultades» porque durante la campaña se apostó por formar una «gran coalición en interés del pueblo».
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