El Salvador
Los sondeos dan la victoria al FMLN en El Salvador
Durante la jornada de reflexión se produjeron enfrentamientos entre partidarios de la derechista Arena y de la antigua guerrilla
Dos extranjeros detenidos, varios votos anulados y quejas aisladas por proselitismo conformaban, ayer a punto de terminar la jornada, un balance impensable del día de elecciones presidenciales en El Salvador. Impensable si se compara con los negros augurios que anticipaba la madrugada. Durante las horas previas a la apertura de los colegios electorales, se produjeron múltiples conatos de enfrentamientos entre partidarios de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (Arena) y del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). A lo largo del día, las votaciones se desarrollaron con normalidad, aunque nadie descartaba que la violencia se pudiera desatar cuando se empezasen a conocer los primeros resultados oficiales, a partir de las siete de la tarde (2:00 de la madrugada en España).Pero los recuentos oficiosos ya marcaban, poco antes de cerrar las urnas, una clara tendencia a favor del candidato de la izquierda, Mauricio Funes. Tres encuestas –de la Universidad Centroamericana, del Canal 12 de televisión y la del propio FMLN– daban por ganador al ex periodista por márgenes que oscilaban entre 8 y 11 puntos sobre su contrincante, el «arenero» Rodrigo Ávila. Las encuestas, que no se podían hacer públicas para no influir en los resultados, coincidían en la claridad con la que ganaba Funes.De confirmarse, la victoria del FMLN será el colofón de un cambio por el que apostaban muchos salvadoreños. Pero antes, durante la madrugada, los incidentes se sucedían: en el Mercadito de Ciudad Merliot decenas de vecinos mantenían atrapados a varios trabajadores bajo la sospecha de ser extranjeros contratados para votar fraudulentamente. Lo mismo ocurría con cientos de personas en el estadio Cuscatlán, donde poco después se vivía un violento cara a cara verbal entre los viejos combatientes enemigos. «Este piricuaco [comunista] no me va a dejar salir», se lamentaba un hombre bloqueado junto a su familia. Le contrataron, como a otros muchos por apenas 20 dólares, para conducir los autobuses que ayer acercaron a los votantes a sus colegios electorales. «Yo no soy nicaragüense, soy salvadoreño, mire mi DUI», espetaba al periodista mientras le mostraba su documento de identidad.Pero los cientos de simpatizantes del FMLN que se habían concentrado en las puertas del estadio, con banderas y pocas ganas de ir a dormir, no estaban por la labor. Llegaron allí al reclamo de los rumores que identificaban a las personas alojadas en el recinto también como extranjeros traídos por Arena para votar fraudulentamente. Entre ellos, un chával de 16 años confesaba que su función allí era hacer los recados que le mandase el candidato.Tras horas de tensión e insultos entre ambos bandos –«hijoeputa comemierda, vete a estudiar», gritaban desde dentro los areneros, mientras mostraban los documentos que les acreditaban como nacionales. «No van a salir, no van a salir», coreaban más allá de la verja los «efemelenistas»–, los ánimos se enfriaron.Lo ocurrido era el síntoma evidente de las tensiones que genera que el Frente –la antigua guerrilla comunista– se haga finalmente con la Presidencia por primera vez en su historia. Si acaba siendo así, se lo deberá al tirón mediático del antiguo reportero y a los propios errores del partido gobernante, que ha enlazado veinte años y cuatro gobiernos consecutivos sin ser capaz de impulsar una economía fuerte ni acabar con la violencia de las «maras».Lo que ayer se palpaba en las calles era que tanto los votantes de Arena como los del FMLN apuestan por un cambio. Si las encuestas tienen razón, Funes encarnará el cambio a pesar de su nula experiencia política y se comprobará si sus promesas de potenciar el diálogo y hasta un «Gobierno de unidad nacional» son ciertas. Un voluntario de Arena mostraba aún su ciega confianza en el triunfo de Ávila y «en la voluntad de Dios». ¿Y si gana Funes? «Nosotros lo respetaremos porque, cualquiera que gane, somos salvadoreños. Ahora, ustedes también respétennos si ganamos», añadía este hombre que no cree en la capacidad del «Obama» centroamericano para conducir los destinos de su país.
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