España

Ministerio de Familia

La Razón
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lgunos piensan que es una tontería, pero no lo es. Hay mucho que hacer por la familia en España, que sigue siendo el país de Europa que menos la apoya legislativa y económicamente. Estamos a la cola, con Grecia y Portugal, en ayudas por hijos, en prestaciones por estudios, en descuentos en los servicios públicos y en exenciones fiscales. Se ha avanzado últimamente algo, pero poco. Aquí hemos tenido muchos prejuicios. La izquierda dice que se trata de una institución en crisis, y allí donde gobierna se dedica con entusiasmo a legislar a favor de las parejas de hecho, las parejas homosexuales, las parejas de transexuales y otros exotismos propios de la época, pero nunca hace planes de ayuda a la familia de toda la vida, la familia natural, para favorecer la natalidad y que dejemos de ser el penúltimo país del mundo y el último de Europa en esta materia. Claro, así ocurre que hemos perdido en 20 años cuatro millones de niños. El 15 por ciento de nuestra población es mayor de 65 años. Somos el país con el índice de fecundidad más bajo de la UE, con un 1,07 de hijos por mujer, frente al 1,5 de la media europea. Y sólo la inmigración nos está salvando, pero al precio de que los niños inmigrantes serán pronto mayoría entre los niños españoles, lo que no deja de ser frustrante.

Sí, está bien lo del Ministerio de la Familia que propone Rajoy. Existe en otros países del entorno y LA RAZÓN lo viene reclamando desde hace tiempo. Y no sé por qué al Psóe le molesta tanto este planteamiento. Le molesta que la Iglesia celebre el Día de la Familia como se hace en otros países europeos. Le molesta que los obispos hablen. Aquí puede hablar todo el mundo, pero no los obispos. Pueden hablar los batasunos, los independentistas, los homosexuales, los sindicalistas y los huelguistas, pero los obispos que se callen. A José Blanco le gustaría que los obispos salieran a la calle para reivindicar el matrimonio gay, para bendecir el divorcio exprés, para elogiar el aborto. Oiga, pero ¿qué quieren que diga la Iglesia sobre estos temas? Todavía no me imagino a ningún prelado elogiando que dos hombres se puedan casar entre sí. Ni los veo animando desde el púlpito a que los jóvenes matrimonios rompan cuanto antes su relación. Ni concibo que un obispo esté a favor del aborto libre. La Iglesia está donde siempre, con su discurso de siempre, como no puede ser de otra manera.

El problema es que aquí en los últimos tiempos se han hecho y consentido muchas tonterías. Que se reconozcan los derechos de las uniones gays no debería conllevar menoscabo alguno para los matrimonios entre hombres y mujeres. Pero a veces parece como si desde determinadas instituciones públicas se fomentara la homosexualidad. No de otra manera se puede entender ese manual de Ciudadanía que anima a los chavales a «experimentar relaciones con todos los sexos antes de saber cuál es el tuyo». De esto no dice nada Blanco. De los obispos, sí, pero esta insensatez le parece genial. Por eso no quieren un Ministerio de Familia. Porque la palabra familia no les gusta. Y porque, además, tendrían que elegir ministro. Y ya sabemos que Zerolo tiene en este caso todas las papeletas.