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Míreme a los ojos

La Razón
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Los viejos del lugar recordamos uno de los episodios más repugnantes de la historia reciente del socialismo español, cuando el diputado Juan Pedro Hernández Moltó, presumiendo de honradez acrisolada en un partido corrupto hasta el tuétano, como demostró la Justicia, le espetó al ex gobernador del Banco de España: «Míreme a los ojos, señor Rubio». Los que entonces sentimos asco ante tamaña demagogia podemos fantasear ahora con que el tiempo pone a cada uno en su sitio. A Hernández Moltó, sí. Pero no a todos. CCM, que siempre negó tener el agujero contable que tiene, realizó una apuesta en el sector inmobiliario, más tarde y peor que las demás.Esto motivó el recelo de Unicaja de quedarse con CCM, en una operación respaldada por el Banco de España y a la que Pedro Solbes se refirió triste y elípticamente ayer en su rueda de prensa, al hablar de los intentos de que al señor Hernández Moltó le sacara las castañas del fuego «el sector privado». Al final no pudo ser, y, como en todas estas operaciones hechas supuestamente en atención al interés general, el de los contribuyentes está en peligro, porque, al revés de lo que afirmó esa lumbrera socialista, Carmen Calvo, el dinero público sí es de alguien: es, concretamente, de usted. Y no vaya a creer usted que no se lo quitarán.Ayer la Madre Teresa Fernández de la Vega dijo que todos podíamos dormir tranquilos. Pedro Solbes, porque puestos a soltarse el pelo (y lo dice un calvo) hay días en que no hay límites, desbarró asegurando que CCM es «una caja solvente», que no hay nada parecido a un «agujero», y que nuestro sistema financiero es «uno de los más sólidos del mundo». Por cierto ¿dónde está Smiley? Pues dando vueltas por el mundo como líder cósmico que es. O cómico. Pero fue él el que aseguró que éramos la repanocha financiera universal. Bueno, él y el impar Hernández Moltó, que hace unos meses aseguró en Cuenca que todos debíamos conservar la «serenidad, ya que las previsiones siguen situando a España como un país envidiable en crecimiento económico». Míreme a los ojos.