Real Madrid
Mucho Madrid
El resultado fue injusto.
El Real Madrid mereció
más. Fue muy superior
al Barça. Tuvo mayor claridad
en el ataque, se defendió con
firmeza y todos los jugadores
mostraron la capacidad de
sacrificio exigible a quienes
aspiran a ser campeones.
Presionaron a los defensores
y centrocampistas azulgrana
para impedirles sacar el balón
con claridad. Xavi se perdió y
Ronaldinho se anuló. El mando
del juego fue madridista, y
más notorio a medida que
avanzó el partido.
La Liga ya empieza a dibujar
el panorama final. El Madrid,
sin finuras, sin que su
juego tenga motivos florales,
presenta innegablemente la
mejor de las condiciones futbolísticas:
la capacidad para
marcar goles. Su potencialidad
crece cuando lleva el balón
hacia el marco contrario.
Lo hace por la línea directa,
sin extasiarse en los regates.
El gol de Baptista fue modelo
de contragolpe. Dos cesiones
de balón sobre la marcha,
en avance, bastaron para que
el brasileño tuviera la pelota
en el rincón de las ánimas.
Rikjaard, que contó desde
el comienzo con Deco y Ronaldinho,
se equivocó. Ninguno
está en forma. Ronaldinho
se empecinó en atropellar la
razón al insistir en la obsesión
por burlar a varios contrarios
seguidos cuando ante un
equipo bien ordenado atrás
es muy difícil salir ventajosamente
del eslalon.
El partido no tuvo gran brillantez,
pero se vivió cargado
de emociones. No hubo restricciones
mentales. No hubo
grandes relajaciones, salvo
las ausencias de Ronaldinho,
quien hubo momentos en
que se escondió. El público le
reprochó su actitud. Se disputó
la pelota con tanta tensión
que el árbitro tuvo que pitar
más faltas de las que se supone
que deben hacer equipos
de tan alta catalogación.
El partido amenazó con ser
decepcionante, dado que el
primer remate fue de Pepe y a
los doce minutos, mas no fue
así. Afortunadamente mereció
la pena.
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