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Castilla-La Mancha

Nacen por primera vez cuatro aguilas perdiceras en cautividad y de forma natural

El logro mundial se ha alcanzado en el Hospital de Fauna Herida de Majadahonda, en Madrid

La reproducción no fue por inseminación artificial
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Quebrando el cascarón con delicada persistencia llega a este mundo el objeto de deseo de muchos estudiosos de la fauna ibérica: una miniatura de aspecto pegajoso y con cierta similitud a un alien. Cuatro miniaturas, para ser exactos. La expectación suscitada ante tal suceso es el resultado de la progresiva desaparición del águila azor perdicera en las colinas de nuestra geografía. El ser humano se les echó encima hace décadas; pecando de intrusismo en su hábitat de cría, estresando sus ciclos vitales, aniquilándolas a la carta y colgándoles el cartel de «en peligro de extinción». Ahora parece que están de vuelta.Ana Isabel Mariño, consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, acudió el pasado miércoles a las instalaciones del Hospital de Fauna Herida de Majadahonda en la jornada de presentación de las cuatro crías recién nacidas en cautividad y sin necesidad de ensayos reproductores artificiales. Un auténtico acontecimiento mundial. Pionero en todos los aspectos. «En Europa la población se ha reducido en un 50 por ciento», aseguró la consejera. «En nuestra región –prosigue– había 15 parejas de águila azor perdicera en los años 70, nueve parejas en los 80, y ahora mismo hay sólo dos parejas». Esta investigación y todas sus actuaciones entran dentro del marco de las medidas compensatorias puestas en marcha por el Ejecutivo regional para el entorno de la duplicación de la M-501.Todos los ejemplares con los que se han organizado estas labores no están en condiciones físicas para vivir en libertad. En este lugar se les ayuda, se les mantiene con salud, y de paso se les aprovecha para labores reproductoras. Ernesto Álvarez, director del Grupo para la Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (Grefa) que gestiona este hospital de fauna en el cual se ha obrado el milagro, explicó ante todos los presentes que para lograr estas cuatro crías de águila azor perdicera en cautividad han sido necesarias innumerables pruebas. «Han pasado muchos ejemplares por aquí hasta que se han seleccionado los mejores», reconoció Ernesto Álvarez. «Ya se habían realizado puestas con anterioridad, pero no resultaron fértiles, no fueron viables», reconoció. Al margen de todo esto, se da también la circunstancia de que, aunque se trabaje con unos ejemplares espectaculares, puede no haber «feeling» entre ellos; al final casi todos los animales somos iguales. La reproducción, no en vano, es natural. Nada de inseminación artificial. Así que hay que esperar el flechazo pacientemente.Desde febrero hasta hoy han tenido lugar dos puestas; la primera con tres huevos (uno de ellos no sobrevivió) y la segunda con dos. En el instante en que el lector esté leyendo este artículo ya habrá nacido el cuarto de los polluelos, que tenía ganas en el momento en que se concertó la visita a las instalaciones.

PAREJA CEDIDA POR ANDALUCÍAEn la consecución de este éxito ha influido la colaboración de Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Extremadura; pero por encima de todas, Andalucía. En estos malos momentos para el águila azor perdicera en nuestro país, la región andaluza es la única en la que el número de ejemplares va poco a poco aumentando. Desde allí se han cedido, de forma desinteresada, la mayoría de los ejemplares, incluida la pareja reproductora. Dicha pareja incuba los huevos en un primer momento con su justa temperatura y su perfecta presión. Sin embargo, en una segunda fase, y por miedo a que algún movimiento involuntario pueda romperlos antes de tiempo (como ya ha sucedido en el pasado), los huevos pasan a un equipo de Incubación por Contacto, que imita en todo lo posible las variables que tendrían bajo sus padres.Los cuatro nuevos pequeños habitantes del Hospital de Fauna de Majadahonda se quedarán en manos del Grefa y pasarán a tener función reproductora. Serán sus futuros hijos, y los hijos de aquellos, los que volarán dentro de unos años sobre todas nuestras cabezas.