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Perú entre la utopía indígena y el desarrollo económico

La Razón
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Miles de personas secundaron en Perú las movilizaciones convocadas contra los decretos gubernamentales que revisan los derechos que los indígenas amazónicos poseen sobre las tierras en las que viven, así como sobre sus recursos naturales. En Lima, estas protestas derivaron en duros enfrentamientos con la Policía. La Constitución peruana reconoce un estatus especial para estos pueblos, que incluye conceptos jurídicos como la propiedad comunal y el derecho consuetudinario en la aplicación de la legislación civil y penal, con la salvedad de que se adecue al respeto a los derechos humanos. Sin embargo, los derechos tribales chocan con la realidad de un país que necesita desarrollar un territorio inmenso, rico en petróleo, gas y productos forestales, y habitado por menos del 7% de su población. Éstos serían los términos de la discusión, en los que podría llegarse a un compromiso racional de no mediar intereses políticos espúreos, como ocurrió en las recientes revueltas indígenas de Ecuador y Bolivia, que acabaron con gobiernos democráticos. Las autonomías indígenas no pueden significar el desconocimiento de la soberanía del país, ni las exime del cumplimiento de la leyes. La agitación de las tribus suele dar réditos propagandísticos, pero, al final, agudizan las tensiones raciales en un clima al que siempre acompaña la violencia.