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Plan de lejanías

La Razón
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Por fin el Plan de Cercanías ha salido de vía muerta y ha entrado en la estación de Nuevos Ministerios, que es donde fue presentado el pasado miércoles. No es el «libro blanco» de Pepiño; es el plan blanco de Renfe, de Cercanías, aunque mejor podríamos llamar de Lejanías, por lo que ha tardado en llegar. Por esperado ya supone todo un acontecimiento y por su inversión una especie de maná en el páramo de la crisis. Quizá el Plan sea la primera prueba del compromiso adquirido por José Blanco con Esperanza Aguirre en el sentido de empezar a dar a Madrid las inversiones estatales que en justicia le pertenecen. Por eso la presentación fue un acto de vino y rosas, de buenas relaciones institucionales. Eso sí, don José (de soltero de gobierno, Pepiño), no respondió a las esperanzas de la presidenta de que el servicio de Cercanías sea gestionado un día por la Comunidad, pero por algo se empieza. Se fue doña Maleni, aquella nefasta ministra de Fomento del caos, y ha entrado en la estación de las inversiones el Plan de Cercanías. Se marchó a casa la señora Álvarez, y ya hay fecha para la terminación de la obra más larga que tiene Madrid, la de la estación de Sol. Palabra de ministro Blanco, del antiguo Pepiño, ahora elevado al rango de don José. La gran esperanza blanca para Madrid. Ojalá que este sea el principio de una amistad y que Madrid, deje de ser la «malquerida» del Estado. Aguirre está contenta, porque este ministro no quiere verla colgada de una catenaria, aunque tampoco debe quedarse colgada de sus buenas palabras a las primeras de cambio.