Barcelona
Por La liga
Terminó el partido en Getafe, ganó el Barcelona (0-1); el árbitro, en contra de lo que suele ser habitual cuando se trata de juzgar a los grandes, benefició al modesto que, sin embargo, perdió. El triunfo no fue suficiente y desencadenó la ira de Joan Laporta, que, furibundo en el palco del Coliseum Alfonso Pérez, bramaba por lo que consideraba un robo, ¿qué robo?, y salió de allí despidiéndose a la francesa y dando muestras, una vez más, de su mala educación. En la sala de prensa, Pep Guardiola, modelo de discreción, de serenidad, de buen juicio, dio un paso en falso al deslizar que hubo mala fe en las decisiones de Turienzo: «Nos jugamos mucho, tanto el Barça como el Madrid. No hablamos, pero vemos cómo van las cosas que suceden». Si llega a ganar el Getafe, Carme Chacón hubiese tenido que recurrir a las tropas españolas de Afganistán para poner orden en el conflicto. Al Barça ya no le basta con recibir lisonjas por doquier; la urgencia de conquistar la Liga debilita la confianza en el equipo, grandísimo equipo, de sus responsables, para quienes su fútbol excepcional no es suficiente; ni siquiera la cicatería del Madrid en sus triunfos les permite conciliar el sueño.Crece el rumor en la Ciudad Condal de que el objetivo principal, único e inaplazable del barcelonismo es la Liga. Eso explicaría que Guardiola exprima a Messi, Xavi, Iniesta y Etoo, y que pierda el compás, como si fuera su presidente.
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