Artistas
Precisión
Cuando hablo de precisión en el lenguaje, sobre todo en el administrativo, suelo contar la siguiente anédota: la mujer de Emile Littré, famoso lexicógrafo francés, comunicó a su marido que se iba a visitar a su madre enferma. Si tenemos en cuenta la época, siglo XIX, y los medios de transporte, el lexicógrafo calculó que entre la ida, la estancia y la vuelta su mujer estaría fuera un mes. Sin embargo, no se sabe muy bien por qué, el regreso se precipitó y apareció en su casa a los quince días y sin avisar. Al entrar en la casa, encontró a su marido en «mala posición» con la cocinera. Como los matrimonios cultos de entonces se hablaban de usted, la mujer le espetó: «Monsieur, me sorprende usted». Y él respondió: «¡Ah!, no, señora, usted me sorprende a mí, y yo a usted la asombro». Esta finura en el uso del lenguaje se está perdiendo (como tantas otras cosas buenas) y el DRAE contribuye, desafortunadamente, a esta imprecisión.. Así, podemos leer que «El paquete de medidas decididas hasta ahora por el BCE es suficiente». Paquete tiene diez acepciones y unas cuantas coloquiales, y ya muy avanzado el artículo en el diccionario se lee: «de medidas. Conjunto de disposiciones tomadas para poner en práctica alguna decisión». Desde luego, para mis alumnos esta palabra significa una cosa muy distinta. Y yo, hasta que el Gobierno de turno no me mande a mi casa las medidas empaquetadas, me niego a este uso espurio. Ha pasado lo mismo con el verbo «enervar». Toda la vida significó «debilitar, quitar las fuerzas», pero los académicos sucumbieron a la ignorancia popular y, en su segunda acepción, significa lo contrario. ¡La crisis me enerva! Adivinen ustedes cómo.
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