China
Recuperar Gibraltar
La visita de Moratinos a Gibraltar ha sido defendida por el Gobierno con angelical adanismo: todo puede empezar de nuevo, y sólo ha de primar la buena voluntad de Smiley y sus secuaces. Las protestas arreciaron, más allá de los medios adictos, y ni siquiera ellos ocultaron una sensación incómoda. Pero la banda que nos gobierna no es necia. Nótese su destreza a la hora de impugnar el razonamiento central: si 300 años de reivindicaciones más o menos firmes no han servido para recuperar Gibraltar ¿por qué no probar con la simpatía y el cariño de Smiley? Ante este argumento, la derecha abusa del mismo discurso de los socialistas, y alega cuestiones razonables, como que realzar el papel de las autoridades locales es inútil. En cambio, es revelador que nadie se plantee proseguir con la idea de Moratinos, que apuntó a seducir a los gibraltareños y adujo que como estamos en el siglo XXI es mejor llevarse bien que mal: Gibraltar no es Hong Kong, España no es China, y no se hacen las cosas mediante la fuerza, como comprobó la dictadura argentina al invadir las Malvinas en 1982. Pero si esto es así, entonces jamás recuperaremos Gibraltar independientemente de si sonreímos mucho o poco a sus autoridades, porque la única forma de lograrlo es efectivamente conseguir que los llanitos quieran ser españoles, objetivo sobre el que ironizaron con brillo Ángela Vallvey y José Antonio Gundín en nuestro periódico. Sucede que cuando los llanitos se asoman a la verja lo que ven es España, concretamente Andalucía. Y si la renta per cápita en Gibraltar es un 25 % más alta que la española, resulta que gracias al socialismo es más del 60 % más alta que la renta andaluza. La progresista tasa de paro en Cádiz supera el 25 % de la población activa. Imaginemos lo que falta para que los llanitos contemplen anhelantes tras la verja un país más rico, con menos paro, menos burocracia, menos corrupción, menos impuestos y más libertad que en el Peñón.
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