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Sarkozy consolida su peso en Europa

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Sarkozy reforzó ayer su liderazgo en Francia y en Europa. Una victoria cargada de simbolismo, el que supone ganar unas elecciones intermedias, es decir, entre dos citas presidenciales, y que desde siempre han tendido a sancionar al partido en el poder. No ha sido el caso en esta ocasión y eso pese a que la oposición, desde los socialistas hasta los diferentes extremos, ha tratado de convertir estos comicios asbtencionistas en una suerte de referendo contra el presidente galo.
Sin triunfalismos y cubriendo su intervención de cierta prudencia, el primer ministro, François Fillon, se felicitó ayer de un «aparente buen resultado» que fundamentó en el activismo de la reciente Presidencia francesa de la UE, en la «unidad» de un partido y la «claridad de un proyecto político». De confirmarse los resultados, estarían a la altura de las expectativas de Sarkozy, que contaba con la victoria para imprimir un nuevo impulso a su política.
Los resultados muestran que no sólo no se ha materializado el voto de sanción contra la mayoría presidencial gobernante, sino que como un «boomerang» éste se ha cebado con el socialismo francés, que aparece como el mayor damnificado de la cita electoral. Planteado como un primer test para la primera secretaria del Partido Socialista, Martine Aubry ha suspendido y lo ha hecho con nota. Si no el más catastrófico, uno de los peores escenarios posibles es el que parece confirmarse tras no superar el 16,8% de los sufragios, diez puntos menos que en 2004. Aubry esperaba salvar las apariencias rebasando el umbral del 20% para poder afianzar su debilitada autoridad dentro de un partido atomizado que se prepara para nuevas luchas fratricidas. En seis meses la «número uno» no ha logrado cohesionar una formación que ayer reconoció, «necesita una renovación profunda». La pregunta es si será capaz de acometerla o si el Consejo Nacional del martes se cobrará su cabeza.
La decepción era el sentimiento dominante en la sede socialista en la que algunas voces comparaban el resultado de ayer con la clamorosa derrota del 21 de abril de 2002 cuando el candidato presidencial Lionel Jospin fue desbancado en la primera vuelta por el ultraderechista Jean-Marie Le Pen. «Se ha pagado el precio de un "antisarkozysmo"primario» utilizado como argumento de campaña, analizaba el «mitterrandiano» ex ministro socialista de Cultura Jack Lang.
Pisando los talones al PS, la lista de Europa Ecológica fue la sorpresa de la jornada electoral. Los Verdes, favorecidos en las europeas, se colocaron ayer como tercera fuerza a décimas de los socialistas (16,2%), relegando a un segundo plano al MoDem de Bayrou, que sin ser candidato ha dirigido una campaña que ha utilizado para posicionarse ante las presidenciales de 2012.
Entre los extremos, el Frente Nacional de Le Pen, que esperaba beneficiarse del repunte de la ultraderecha, perdería tres puntos respecto a 2004, mientras que las distintas izquierdas radicales, Frente de Izquierda y el Nuevo Partido Anticapitalista, obtuvieron el 6%, erosionando parte del electorado socialista.
La otra gran ganadora fue, como acostumbra en estas elecciones, la abstención. La participación de ayer (40,5%) es la más baja de las últimas décadas.