San Francisco
Síndrome de Crigler Najjar: condenados a vivir bajo la «luz azul»
Los afectados por el síndrome de Crigler Najjar tienen 20 veces más bilirrubina en la sangre de lo habitual, lo que amarillea la piel. Causa daño hepático, cerebral e incluso la muerte, y la única alternativa es la fototerapia
Elías tiene pavor a la oscuridad, aunque no hay fantasmas que se escondan en su armario. El fantasma de Elías le persigue allí donde no hay luz. Y es tan peligrosa la negrura, que duerme «pegado» a una lámpara azul, para escapar de la muerte que amenaza su vida. Este pequeño de apenas seis años representa a ese uno de cada millón y medio de nacidos vivos que padecen el síndrome de Crigler Najjar. Si extraño es su nombre, más lo son aún los síntomas que acarrea. Esta afección hereditaria provoca en los bebés el disparo de la bilirrubina en la sangre que da el tono amarillo a la piel. En concreto es 15 o 20 veces superior a la normal (que debería ser de 1 miligramo por decilitro). Las repercusiones de la concentración incontrolada van desde daños neurológicos y fisiológicos, hasta el coma o la muerte. Y dar con la dolencia es complicado. Precisamente el diagnóstico de este pequeño llegó por «descarte. Pensaron que era ictericia, algo que les ocurre a algunos bebés al nacer; le pusieron bajo una lámpara en el hospital y fueron eliminando posibilidades hasta que dieron con ello», cuenta Rosa, su madre. «Lo mejor que me dijeron los médicos fue: "No sabemos nada de esta enfermedad ni de las posibilidades de vida que tiene"», añade.Pese a que el parto no presentó complicación alguna, al igual que con este pequeño asturiano, hace 11 años Kimberly también nació con el síndrome. Pero su caso es aún más peculiar. No acertaron con el diagnóstico hasta que la pequeña tenía tres meses y ya era demasiado tarde. Los altos niveles de bilirrubina obligaron a trasladarse a ella y a su madre, Isabel, desde La Palma (Santa Cruz de Tenerife) hasta Madrid. Fue una biopsia hepática la que confirmó lo peor. Además de Crigler Najjar, Kimberly sufre una lesión en la base cerebral que afecta a su capacidad motora, por lo que no es candidata a un trasplante de hígado, una opción arriesgada y a la que no todos son aptos. A sus 11 años, la pequeña pesa 15 kilos y mide un metro de estatura. «No habla ni camina, nos manejamos con gestos y lenguaje natural», dice Isabel. Tanto Elías como Kimberly viven atados a la fototerapia, técnica que usan para bajar los elevados niveles de bilirrubina. Rosa cuenta cómo «de pequeño, en verano, dormía en la terraza para que le diera más luz. Cuando creció, le pasamos a una litera. Él duerme en la cama de abajo y arriba está la lámpara que ocupa toda la cama». Así duerme noche tras noche. Por el día permanece otras dos o tres horas, cuando vuelve del colegio. Kimberly tampoco puede dormir como los otros niños. Además de pasar toda la noche, la pequeña permanece otras cinco horas más por la mañana. «Es muy duro pensar en el futuro, no sabes hasta cuándo durará todo. No hay información en ningún sitio. Cuando Elías crezca y quiera salir por la noche con amigos... ¿qué le voy a decir? No podrá hacer una vida normal», lamenta Rosa.Nadie sabe cuánto tiempo pueden estar sin fototerapia, de ahí que el círculo de su vida sea tan reducido. «Casi no viajamos. Cualquier golpe produce hematomas y sube la bilirrubina. No puede jugar al fútbol con los demás niños». Y es molesto tener que dar explicaciones continuamente. Sus ojos amarillentos llaman la atención y «en verano cuando vamos a la piscina observas la cara de los padres y tienes que dejar claro que no es contagioso», concluye Rosa.Por eso estas familias se han unido y han formado la Asociación Española de Síndrome de Crigler Najjar (Aescn), para que niños como Elías y Kimberly tengan un futuro con el que no nacieron. Más sobre el malLa bilirrubina está presente en el organismo sano como sustancia de desecho, que se elimina tras un proceso de transformación. El afectado no es capaz de completar el ciclo y la bilirrubina se concentra en la sangre, lo que comporta riesgo para la integridad de células y tejidos sensibles a este «veneno»: la mucosa intestinal, las células del riñón, las del páncreas o las neuronas del sistema nervioso central. Cuando la afectación de este último es grave se producen encefalopatías.Se han descrito dos tipos:w Tipo II: Hay actividad enzimática residual que permite procesar parte de la bilirrubina. Soportan niveles elevados, pero generalmente no corren peligro de mayores complicaciones físicas. Hay un tratamiento farmacológico, el fenobarbital, un barbitúrico que potencia la actuación de la enzima.w Tipo I. La ausencia de la enzima es total y la concentración de bilirrubina aumenta si no se toman las medidas adecuadas. Excepto la administración de colesteramina, carbono activado o calcio para la reabsorción, no existe tratamiento farmacológico, puesto que la ausencia de la enzima responsable del proceso hace totalmente ineficaz la ingestión de fenobarbital.De interés para los enfermos:Asociación Española Síndrome Crigler Najjar (Aescn)C/Cañada Rosal 10 B / 33519La Carrera. Siero (Asturias)Teléfono: 985 72 48 32Correo electrónico: laplazacorreo@yahoo.esAsociación Niños Especiales de La PalmaTeléfono: 922 46 28 86FEDERAvda. San Francisco Javier, 9 Pl. 10 - M. 24 (41018) Sevilla Teléfono: 954 98 98 92
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