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Trufa de mar y victoria de las mesa por Miguel Ángel Almodóvar

Miguel Ángel Almodóvar
Miguel Ángel Almodóvarlarazon

Matrón, griego arcaico en el tiempo, pero postmoderno y tecnoemocional en lo referido a capacidades perceptivas organolépticas, llamó a las ostras «trufa de mar», y Plinio el Viejo, ya en periodo clásico, se refirió al bivalvo como «palma mensarum», «victoria de las mesas» y contemplándolas en hielo picado resumió la cosa con esta sentencia: «Summa montium et maris ima misceus», «se han juntado los altos montes con los profundos mares». Aquí, en lo que antes se llamó España y más antes «tierra de conejos», aunque haya escépticos que aún lo pongan en misérrima solfa, fuimos adelantados en el gusto gourmet del producto y así lo atestiguan los basureros de las cuevas que en el oriente asturiano nos hablan de las gentes que formaron las culturas concheras del Paleolítico. Claro que decir ostras es sólo empezar a hablar porque entre planas y cóncavas hay un centenar de especies. Eso sí, todas tienen su buena cantidad de zinc, de hierro y de vitamina B12, que de menos nos hizo Dios.