Prevención
Vientre plano
Uno de cada tres individuos sufre este trastorno y no le pone remedio. El exceso de adiposidad en esta zona es más peligrosa porque afecta al tubo digestivo y oprime órganos vitales como el hígado, el páncreas y el colon
La naturaleza será sabia, pero no siempre es generosa, y el cuerpo que «nos toca», especialmente ciertas partes, deja mucho que desear. Así ocurre con la barriga o exceso de grasa en el área de la cintura. Porque llega un punto en el que uno no soporta que eso que ve ante el espejo le pertenezca y lleve su nombre. Dos son los principales responsables del trastorno: la genética y los malos hábitos de vida. Y no es un tema baladí. Se considera que una mujer cuyo perímetro de cintura supera los 88 centímetros, tiene un problema grave (en el caso de los hombres el margen es más amplio, de 102 centímetros). Este tipo de adiposidad acumulada puede llegar a triplicar el riesgo de sufrir serias enfermedades cardiovasculares. De hecho, en la actualidad, una de cada tres personas que padece sobrepeso, presenta obesidad abdominal y no le pone el remedio que debería.
Según explica Javier Escaned, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, «la obesidad abdominal es muy importante, ya que se relaciona con un cuadro de síndrome metabólico (SM). Esto tiene como consecuencias la resistencia a la insulina (predisposición a la diabetes tipo II), hipertensión arterial y tendencia a tener el nivel de lípidos elevado». En cifras, estos factores de riesgo amenazan en la actualidad a cerca del 25 por ciento de los españoles.
Órganos comprimidos
Por su parte, el especialista en endocrinología y nutrición, Juan Pedro Marañés, explica que «la grasa de la cintura se filtra en los órganos vitales y los oprime, lo que afecta directamente al funcionamiento correcto del tubo digestivo, así como del hígado, el colon o el páncreas, entre otros», A esto hay que sumar el hecho de que esta grasa es mucho más activa en esta zona que la del resto del cuerpo, ya que fabrica hormonas que provocan alteraciones en el colesterol (sube el «malo» LDL y baja el «bueno» HDL y también aumentan los triglicéridos.
Lo más frecuente es que a ellas la grasa se les acumule también en zonas como las caderas (las antiestéticas cartucheras). Sin embargo, en estas localizaciones los riesgos son menores debido a que la grasa en cuestión es más periférica y, por lo tanto, menos dañina –para el organismo, que no para la moral–, «ya que no provoca alteraciones tan directas en el metabolismo», señala Marañés.
Sin embargo, cuando el responsable de ese acordeón que sobresale por la falda es la genética, lo cierto es que poco se puede hacer. «Este tipo de casos no se pueden tratar. Hay mujeres cuyo biotipo le predispone a tener grasa acumulada en la región abdominal. Aunque en la mayoría de los casos la causa está en el aumento excesivo de peso por malos hábitos», especifica Marañés.
Qué hacer
Por todo ello, la prevención es un pilar clave. Los especialistas insisten en que es recomendable controlar estos síntomas, especialmente en la etapa de la menopausia, ya que este es precisamente un momento crítico «en el que las féminas tienden a acumular grasa en la zona de la cintura», comenta Marañés.
El primer paso es tomar conciencia y enfrentarse, no tanto a la báscula, sino a la cinta métrica. Si sobrepasa los 88 centímetros «inmediatamente la paciente sabrá que existe un desajuste importante del metabolismo, por lo que es recomendable realizar unos cambios en el modo de vida y, además del tipo de alimentos, también hay que modificar la cantidad diaria que se ingiere», señala Escaned.
Las revisiones frecuentes para mantener controlados los niveles de colesterol y triglicéridos también entra en la lista de consejos clave.
Otro de los básicos de temporada es el ejercicio físico, especialmente aeróbico, algo a lo que «el 70 por ciento de las personas se muestra reacia a practicar», apunta Marañés. En el caso de las jóvenes, este especialista en nutrición advierte de que «sólo hay que darles una orientación alimenticia, nada más, porque hay que evitar que caigan en otro tipo de trastornos, como es el caso de la anorexia o la bulimia».
A simple vista, son los clásicos consejos de toda la vida. Sin embargo, llevados a cabo de forma continuada pueden evitar problemas mayores.
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