F.C. Barcelona
Xavi mantiene vivo al Barcelona
Barcelona- Ayer no fue 14 de febrero pero a nadie le hubiera extrañado. David Villa está enamorado del Camp Nou y se declara cada vez que pisa el césped del coliseo azulgrana. Ayer volvió a marcar, como en sus últimas cinco visitas, un tanto que puede resultar definitivo para acceder a la final. Pero el planteamiento del Valencia fue castigado a escasos segundos del final cuando Xavi acertó a marcar el único tanto de un Barça que lo había intentado todo, pero al que no le había salido nada. Sólo Messi, con otro partidazo, había inquietado a Hildebrand.
El Camp Nou se convirtió ayer en una especie de patio de colegio. El juego elegido fue «ataque y gol». El Valencia escogió defender y al Barça le tocó atacar y buscar el gol. Los azulgrana cumplieron con su papel a la perfección durante diez minutos. Diez minutos en los que el Valencia estuvo completamente encerrado en su campo, con once jugadores detrás del balón. Al Barça le costaba encontrar espacios y sólo pudo crear una ocasión clara de gol, aunque fue triple. Hildebrand primero, Albiol después y Moretti al final, rechazaron los remates de Xavi, Etoo y Messi.
Koeman corroboró ayer, por si alguien no lo tenía claro, que, como entrenador, tiene bien poco de la escuela holandesa y mucho de la italiana. A pesar de contar con hasta cuatro jugadores de ataque, a la hora de defender todos sus hombres se esmeraban al máximo. Poco le importaba la portería de Valdés. Un gol fuera de casa suele ser decisivo, pero el Valencia estaba obsesionado con cerrar los espacios al Barça, un trabajo muy estudiado que saldó con sobresaliente. El gol quedaba para la inspiración de alguno de sus atacantes o, mejor dicho, para la suerte de aprovechar un despiste de la defensa azulgrana.
Rijkaard dio descanso a Iniesta de inicio, pero era difícil elegir ante la nómina de jugadores de la que dispone el holandés. Los partidos del Camp Nou como el de ayer, ante rivales de calidad con planteamientos defensivos, nunca se le han dado bien al Barça de Rijkaard. El Liverpool de Benítez, el Chelsea de Mourinho o el Milan de Ancelotti lo han demostrado. Y no es que el Valencia de ayer se pueda comparar aún con estos equipos, pero va poco a poco cogiendo los hábitos que pretende Koeman y eso se nota sobre el campo.
En el Barça lo mejor, una vez más, salía de las botas de Messi. El argentino está recuperando la magia, o al menos la frescura, que parecía haber perdido en los dos últimos meses. Messi recibe ahora cerca del área, donde realmente hace daño, y eso le permite dosificarse mucho más. Cada vez que le llegaba un balón el peligro acechaba la portería de Hildebrand. De sus botas nacieron las pocas ocasiones que supo crear el Barça. Etoo y Henry hacían de todo para ayudar a la «Pulga», pero les faltaban espacios.
El Valencia confiaba en tener su oportunidad antes del final y Villa la aprovechó al rematar a placer un centro de Arizmendi. Cuando los de Koeman se veían con media final en el bolsillo, Xavi igualó el marcador, aunque su remate estuviera precedido de una mano de Etoo.
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