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Zapatero tocado

La Razón
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El tipo de campaña en la que Zapatero decidió imbuirse ha sido una confesión sobre lo que se jugaba. De «Gürtel», a romper el Pacto de Toledo; del que viene la derecha «ultramontana» contra los derechos sociales, a los fetiches habituales de la izquierda pura y dura a la que sólo se arrastra a las urnas con el espantajo anti-PP por delante. Todo valía en esa máquina de picar carne y emociones en la que ha convertido el PSOE de ZP las elecciones.
Pero ni por esas. Más de cuatro millones de españoles en paro son un argumento pesado para que alguien pueda distraerse. Ni a un consumado jugador de mus como Zapatero podía salirle esta vez su envido. Como Rajoy ha insistido en la campaña, estas elecciones han sido un plebiscito sobre la gestión del presidente con una crisis encima que acongoja. Y el veredicto es claro: Zapatero ha recogido una moción de censura de los españoles que no puede esconder.
A partir de ahora cualquier hipótesis sobre su futuro político es posible. Zapatero está parlamentariamente solo y en crisis su credibilidad y liderazgo después de esta derrota.
Lejos queda la fama de invencible y su aireada «baraka» tras dos decepciones seguidas –la gallega y la de ayer– en tres meses. Hoy, la imagen de Zapatero es la del boxeador corriendo tambaleándose por la lona, grogui, a punto de recibir la cuenta de protección.