Filipinas
Duterte refuerza su autoritarismo en Filipinas
En plena pandemia, el presidente filipino cierra el mayor grupo mediático, ABS-CBN, que se queda sin 50 canales de televisión y una veintena emisoras de radio
El fundido a negro tuvo lugar a las 19:52 horas del martes, justo después de la emisión de TV Patrol, el informativo con más audiencia de todo Filipinas. Un total de 42 canales de televisión, 10 canales digitales y 23 emisoras de radio del mayor grupo mediático del país, ABS-CBN, dejaron de emitir después de que sospechosamente expirara una licencia cuya renovación ha sufrido continuos retrasos. Su cierre volvía a poner de manifiesto la delicada situación de la libertad de prensa en esta nación asiática liderada por Rodrigo Duterte, a quienes muchos acusan de ser el adalid de dicho parón.
Momentos antes del cese de las emisiones, la dirección del grupo indicó en un comunicado que millones de ciudadanos iban a perder una importante fuente de información y entretenimiento “en un momento en que los filipinos más necesitan información crucial y rápida para lidiar con la pandemia de COVID-19″. Según la misma cadena, el país ya suma 10.004 casos, entre los que se cuentan 658 víctimas mortales. Además, indicaron que unos 11.000 trabajadores del grupo se verían afectados por la orden de suspensión emitida por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones.
La renovación de la licencia lleva esperando en el Congreso más de seis meses, donde se han presentado hasta nueve propuestas de ley cuyo debate se ha postergado una y otra vez. Justo cuando por fin el pasado marzo se celebró el primero, la cuarentena por la pandemia lo paralizó e impidió su renovación. Sin embargo, muchos creen que el presidente de la Cámara baja y aliado de Duterte, Alan Cayetano, habría contribuido de esta forma a acallar una cadena crítica con el presidente del país, a quien ya en 2016 no le gustó que el grupo se negara a emitir uno de sus anuncios electorales al no contar con el visto bueno de la Comisión Electoral. El ex alcalde de la ciudad de Davao, también ha acusado en otras ocasiones a la cadena de publicar noticias “injustas” sobre él e incluso les había advertido de que su licencia podría no ser renovada.
Pese a que desde presidencia han dejado claro que Duterte no tiene nada que ver con el cierre, las muestras de indignación por parte de la oposición y los grupos de derechos humanos no han tardado en llegar. “Envía un mensaje claro: lo que Duterte quiere, Duterte lo consigue”, afirmó la Unión Nacional de Periodistas de Filipinas. Como ellos, muchos son los que piensan que esta es una nueva maniobra del gobierno para intimidar y acabar con la prensa libre.
En los últimos años, los ataques a la libertad de prensa en el país han sido habituales. Además de lo sucedido ayer, Duterte ha arremetido en diversas ocasiones contra Inquirer, Vera Files o Rappler, un medio muy crítico con su guerra contra las drogas y al que acusó de ser propiedad en parte de inversores extranjeros. Incluso ayer mismo, un periodista de una radio comunitaria fue asesinado a tiros en el centro de Filipinas cuando se dirigía hacia su casa junto a su mujer en un triste ejemplo más de la peligrosidad a la que se enfrentan los reporteros en esta nación del sudeste asiático.
Entretanto, ABS-CBN insistió que tratarán de continuar con su actividad y lucharán para que este parón no suponga el fin definitivo de sus emisiones. "Confiamos en que el gobierno decidirá sobre nuestra franquicia teniendo en cuenta los mejores intereses de los filipinos”, añadieron.
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