Joe Biden

Joe Biden promete justicia racial para aplacar el malestar

El rival de Donald Trump sale del búnker y protagoniza su primer gran discurso de campaña en Delaware con las protestas sociales de fondo

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El candidato demócrata a la Casa Blanca, Joe Biden, con mascarilla, tras finalizar su discurso sobre la lucha contra la discriminación racial en DelawareAndrew HarnikAP

Joe Biden presentó su plan para avanzar en la equidad racial en EE UU en una rueda de prensa desde Delaware. El candidato demócrata a la presidencia de EE UU, que ultima los detalles de su convención, a partir del 17 de agosto, calificó de «histórico» el esfuerzo por apoyar los pequeños negocios y expandir «las empresas propiedad de los negros, los latinos, los asiático americanos y los nativos americanos».

El exvicepresidente recordó que la pandemia del Covid-19 ha desnudado y exacerbado las desigualdades. De hecho los datos reflejan que la enfermedad ha golpeado de forma extrema a algunas de las minorías étnicas, que son también las que menos posibilidades tenían de refugiarse en el teletrabajo y las que vivían en unos hogares donde el aislamiento de un familiar enfermo resultaba casi utópico.

Por no hablar de los viejos problemas relacionados con la sanidad privada y las disparidades que provoca. Biden también se ha referido a las altas tasas de paro de los ciudadanos negros, 15,4%, y latinos, 14.5%, y de cómo los negocios propiedad de estas personas están cerrando en unas tasas ciertamente «alarmantes».

Aunque energizado por los activistas woke, más interesados en la munición ideológica que en la buena ciencia social, Biden sabe leer las evidentes disparidades económicas que todavía subsisten y trata de redireccionar las reclamaciones más aprovechables de los últimos tiempos sin abrazar la retórica patafísica del sector ultra de su partido.

Por algo era el candidato del «establishment» frente a Bernie Sanders y otros. Su discurso, eso sí, navega de forma casi inevitable en la estela surgida tras la trágica muerte de George Floyd en Minneapolis. Viaja al rebufo de las masivas protestas contra la brutalidad policial, las más nutridas en la historia reciente del país.

Trata, al mismo tiempo, no que los exaltados no controlen el viaje: de lo contrario, si el electorado percibiera que el ex vicepresidente con Obama apuesta por disparates como disolver la Policía, estaría regalando un as casi imbatible a un Trump ahora mismo agónico en las encuestas. su rival.

Biden, al que sus críticos acusan de haber adoptado un perfil casi invisible en los últimos meses, que parecía apostar porque Trump cometiera todos los errores, por jugar a los deslices del enemigo, resurge con un lema, «Build Back Better» -volvamos a constuir mejor-, que suena al ya clásico Blacks Lives Matter. Un emblema que aspira de paso a contraprogramar el Make America Great Again.

En su programa el demócrata habla de la justicia racial y de los trágicos costos humanos del racismo sistémico, que considera que afloran hoy «en los asesinatos de hombres, mujeres y niños negros». En realidad el racismo en EE UU hace tiempo que dejó de tener cobertura legal y, según los estudios más solventes disponibles, aunque subsiste de forma dramática en muchos aspectos del mundo laboral, social, etc., no hay evidencia científica que justifique afirmar, por ejemplo, que la Policía estadounidense mata a más ciudadanos de color por culpa de unos teóricos prejuicios raciales.

Más bien parece que la Policía de Estados Unidos es más brutal que casi cualquier otra policía de los países desarrollados. Pero sin hacer distinciones respecto al color de la piel de sus posibles víctimas en el momento de vaciar el cargador.

La mayor tasa de muertes también estaría relacionada con la desigualdad económica, que condena a los jóvenes de los guetos a sufrir más encuentros con los agentes del orden. Y la propia paranoia social motivada por el hecho de que en EE UU hay del orden de 100 millones de armas de fuego en manos privadas, exacerbando de forma inevitable los índices de letalidad.

Biden, entre tanto, habla de la crisis climática, de la contaminación del aire y el agua, de las super tormentas y de cómo el clima extremo estaría impactando desproporcionadamente a las comunidades negras y latinas. Opina que no podemos reconstruir mejor sin una gran movilización de esfuerzos y recursos para abordar estos desafíos y avanzar en la equidad racial en toda la economía estadounidense.

En cuanto a las políticas concretas por las que apuesta, siempre con la vista del Build Back Better puesta en revigorizar una economía desarbolada por la pandemia explica que trabajará para ampliar la igualdad de oportunidades. El candidato anuncia «inversiones audaces en infraestructura, innovación, manufactura, educación, vivienda, energía limpia, compras federales y pequeñas empresas» y que «dirigirá muchas de estas inversiones para avanzar en la equidad racial como parte de la recuperación económica de nuestra nación».

Entre otras cosas promete estimular la inversión público-privada a través de plan diseñado para las pequeñas empresas, planes que faciliten «acceso a viviendas asequibles» para las familias de minorías étnicas, fortalecer la «seguridad de la jubilación y la riqueza financiera» para estas familias, promover «la diversidad y la responsabilidad en el liderazgo en todos los puestos clave en todas las agencias federales» y «abordar las desigualdades» de largo espectro en sectores como la agricultura. Palabras, divinas palabras, que deben de pasar el test de la realidad y que, sobre todo, requerirán de la colaboración de un legislativo donde la mayoría demócrata en el Senado resultará crucial. Sin la reconquista de las cámaras el triunfo de la agenda social y económica de Biden quedará al albur del permanente enfrentamiento bipartidista.

Lo que sí parece ya seguro es que el sector más radicalizado de su propio partido, que siempre consideró con evidente sospecha su candidatura, celebrará sendas manifestaciones a las puertas de la convención demócrata en Milwaukee. Habrá acampadas de activistas, pancartas y gritos. El hombre de la ortodoxia demócrata todavía no tiene garantizado, ni mucho menos, el apoyo de quienes soñaban con reinventar el partido y anhelaban a una Elizabeth Warren en el papel del viejo senador por Delaware.

Una mujer afroamericana, posible compañera a la vicepresidencia

Biden también anunció que durante la primera semana del mes de agosto dará a conocer a la persona elegida para que lo acompañe como candidato a la vicepresidencia. Previsiblemente una mujer, posiblemente una afroamericana. Aunque su intención era departir en persona con las posibles candidatas lo más probable es que las reuniones tengan lugar por videoconferencia.

Por último, el candidato demócrata destacó su apuesta por la etiqueta de Buy American, Compra Americano. Un anuncio de perfume proteccionista con el que pretende competir con la gran baza electoral del actual presidente. Mark Lilla y otros intelectuales denunciaron en 2016 que la derrota demócrata estuvo relacionada con el abandono de las consignas clásicas del partido, más obreristas, en aras de conquistar un electorado millenial. Con Buy American Biden lanza un guiño a todos esos electores de las zonas más golpeadas por la globalización, y que hace menos de un lustro abandonaron al partido demócrata.