99 campanadas
«El Cuarto puente ha caído». Todos los miembros de la Familia Real británica tienen asignados nombres de puente en clave para el operativo interno de Palacio de Buckingham. Y ayer por la mañana, cuando se dio órdenes para ejecutar la «Operación Forth Bridge», fue la manera de comunicar que había fallecido el príncipe Felipe, a los 99 años. El luto marcaba rápidamente la imagen corporativa de la Corona, que cambiaba la fotografía de la reina Isabel II habitual en su perfil por el escudo en blanco y negro. La bandera británica de los edificios oficiales ondeó a media asta y la abadía de Westminster, donde Felipe se casó con la entonces princesa Isabel el 20 de noviembre de 1947 y celebró posteriores aniversarios, tocó por la tarde 99 campanadas, en su memoria.
Como marido de la reina Isabel II, el duque de Edimburgo tendría derecho a un funeral de Estado. Sin embargo, su despedida será en una ceremonia familiar íntima, con honores militares, siguiendo así sus propios deseos. Él nunca quiso «la pompa y el escándalo», como denominaba, de un gran funeral como el que en su día tuvo Churchill, Thatcher o la propia Lady Di. El cuerpo del príncipe Felipe de Edimburgo «descansará» por tanto en el castillo de Windsor -donde se había trasladado con la soberana al inicio de la pandemia para estar más aislados-, hasta que se celebre su funeral en la adyacente capilla de San Jorge.
Fue precisamente en esta capilla donde se le vio en público por última vez para la boda del príncipe Harry y Meghan Markle en mayo de 2018 y para la de Eugenia de York y Jack Brooksbank, seis meses después. La institución heráldica College of Arms, fundada en 1484 e integrada por miembros de la institución monárquica, indicó ayer en un comunicado que la fecha y los detalles de la ceremonia, que podría tardar varios días, serán difundidos a su debido tiempo por el palacio de Buckingham. Por lo general, los funerales en Reino Unido no se celebran hasta la semana después del fallecimiento. Siguiendo también sus deseos, el duque de Edimburgo será enterrado en los jardines de la casa Frogmore, cerca del castillo de Windsor, donde están los restos de la reina Victoria y el marido de ésta, el príncipe Alberto.
College of Arms subrayó que, debido además a las restricciones de la pandemia, se pide a la ciudadanía que «no asista o participe en ningún evento» relacionado con el funeral, un llamamiento secundado por el Gobierno, que ayer pidió a los ciudadanos que no se concentraran frente al palacio para depositar ofrendas de flores. La intimidad con la que se llevará a cabo la despedida evitará, por tanto, la reunión pública de la Familia Real en medio de la gran polémica creada por la incendiaria entrevista que Harry y Meghan concedieron recientemente a la famosa periodista norteamericana Oprah Winfrey, donde acusaron a la Monarquía de racista y de no haberles ayudado cuando Meghan pidió ayuda psicológica tras haber tenido incluso pensamientos suicidas por la presión. Esto obligó a los Windsor a emitir un comunicado en el que aseguraban que «los recuerdos podían variar» y que, pese a todo, seguirían contando con su cariño. El príncipe Harry siempre había sido uno de los miembros más populares de la Familia Real, pero tras su salida de Palacio la situación es muy distinta. Y muchos criticaron el hecho de haber concedido la entrevista mientras su abuelo se encontraba aún hospitalizado.
Por otra parte, el hecho de que el funeral vaya a ser privado, evita también la incómoda aparición pública del príncipe Andrés, tercer hijo de Isabel II y el duque de Edimburgo, condenado desde 2019 al ostracismo social y apartado de todo, tras la polémica por su amistad con el pedófilo Jeffrey Epstein y las acusaciones de que había mantenido relaciones con una menor, Virginia Roberts, quien se ha convertido en una figura clave para seguir desenmascarando al desaparecido multimillonario norteamericano, que fue encontrado muerto en su celda de Nueva York en agosto de 2019.
Todas las miradas puestas en Harry
Los expertos en la Casa Real británica dan por seguro que el príncipe Harry viajará en las próximas horas a Reino Unido para despedir a su abuelo, a pesar de que la relación no pasa por su mejor momento. La página web de su fundación emitió ayer un comunicado en el que asegura que el príncipe Felipe deja «un enorme vacío». Lo que parece más difícil es que en este viaje le acompañe su esposa, la actriz Meghan Markle que se encuentra embarazada de su segundo hijo. Los medios británicos ayer se preguntaban si el príncipe Harry cumplirá la cuarentena forzosa impuesta por Johnson a los viajeros.