
Caballería
El ejército de Estados Unidos dice adiós a la caballería (otra vez): acaba de eliminar cinco unidades icónicas de esta arma
El ejército estadounidense ha decidido eliminar varias unidades de caballería ceremoniales que todavía mantenían monturas como antaño

El ejército estadounidense, una institución arraigada en la historia y la tradición, se enfrenta constantemente al desafío de equilibrar su legado con las exigencias de la guerra moderna. Si bien los tanques y los drones dominan el campo de batalla actual, ciertas imágenes perduran, recordándonos tiempos pasados. Este ejercicio de adaptación a menudo requiere decisiones difíciles sobre dónde asignar los recursos escasos. El Pentágono revisa periódicamente sus prioridades financieras para asegurar que cada dólar contribuya directamente a la seguridad nacional y la preparación para el combate.
Entre las tradiciones que mantienen viva la conexión con el pasado se encuentran unidades muy particulares, aquellas que a través de demostraciones y ceremonias evocan épocas de caballería. Su presencia es un puente histórico y un punto de contacto con la comunidad.
El Ejército de EE. UU. sacrifica tradición equina en aras de la modernización
En un movimiento que marca un giro estratégico en la asignación de fondos, el Ejército de Estados Unidos ha anunciado la retirada progresiva de cinco de sus seis unidades de caballería ceremonial. Esta decisión afecta a más de 230 equinos –caballos, mulas y burros– y busca redirigir aproximadamente 2 millones de dólares anuales hacia áreas prioritarias como armamento y entrenamiento, según apuntan desde Stripes.
Los animales afectados, que actualmente residen en bases como Fort Hood, Fort Riley o Fort Huachuca, serán puestos en adopción o transferidos fuera del servicio militar en el próximo año. El Ejército ha expresado su compromiso de encontrar hogares responsables para cada uno de ellos. Las únicas unidades equinas que permanecerán activas son las secciones de cureña (caisson) de la Vieja Guardia en el Distrito Militar de Washington y Joint Base San Antonio, dedicadas a honrar a los veteranos y caídos en ceremonias fúnebres solemnes.
Las unidades que desaparecen no solo mantenían viva la historia de la caballería con demostraciones que representaban distintas épocas –desde la Guerra Civil hasta finales del siglo XIX–, sino que también eran embajadoras del Ejército en eventos públicos. Participaban regularmente en desfiles de alto perfil, rodeos y actos comunitarios, ofreciendo una conexión tangible entre la institución militar y la sociedad civil a lo largo del país. Esta reestructuración se enmarca en una iniciativa más amplia del Pentágono para reorganizar el gasto hacia capacidades de combate directas, priorizando la preparación bélica por encima de las funciones ceremoniales no esenciales.
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