Internacional

Bagdad toma Kirkuk en represalia por el referéndum de independencia kurdo

El Ejército iraquí apenas encontró resistencia gracias a la división entre las milicias locales.

Ciudadanos iraquíes saludan a los miembros del Ejército de Irak, que continúan la ofensiva hacia Kirkuk
Ciudadanos iraquíes saludan a los miembros del Ejército de Irak, que continúan la ofensiva hacia Kirkuklarazon

El Ejército iraquí apenas encontró resistencia gracias a la división entre las milicias locales.

En una operación relámpago de menos de 24 horas, en Kirkuk volvió a izarse ayer la bandera nacional iraquí. El domingo a media noche fuerzas de Bagdad, apoyadas por las milicias chiíes, conocidas como las Unidades de Movilización Popular (UMP), avanzaron desde Taza Khormatu (a 75 kilómetros al sur) «con la intención de entrar en la ciudad», explicó a LA RAZÓN Kawyar Shahed, portavoz de la presidencia del Kurdistán. Aproximadamente a las 02:30 horas atacaron a las fuerzas peshmerga desde dos frentes en la intersección Taza-Kirkuk y el puente Maryam Bag, ambos al sur de Kirkuk, utilizando equipamiento militar estadounidense, incluidos tanques Abrams y Humvees.

Las tropas de Bagdad se hicieron después con el control del aeropuerto militar K1, una instalación de gas, una refinería y una planta de electricidad, puntualizó la fuente. Asimismo, la portavoz del Gobierno kurdo señaló que un número significativo de fuerzas iraquíes se habían desplegado en el cruce de Maktab Khalid, al suroeste de Kirkuk, como parte de la operación. Las fuerzas peshmerga reclamaron haber destruido al menos cinco Humvees estadounidenses utilizados por las fuerzas paramilitares UMP.

Después, a media tarde, tras asegurar varios controles en las afueras, las milicias chiíes entraban definitivamente en el centro de Kirkuk e izaban la bandera iraquí que hace dos años fue sustituida por la de la región del Kurdistán. Los uniformados iraquíes se hicieron con el control de los edificios gubernamentales y la oficina del gobernador «sin enfrentarse a resistencia», señaló Noa Salah Ahmad, jefe de Policía de una comisaría de Kirkuk.

De nada sirvieron las llamadas a la resistencia. «Las fuerzas peshmerga continuarán defendiendo el Kurdistán, sus pueblos e intereses», condenaron en un comunicado las autoridades kurdas. Sin embargo, los destacamentos de Bagdad no encontraron apenas oposición. Más bien lo contrario, ya que fueron aclamados por los vecinos. Podría decirse que la caída de la ciudad se debió a la división entre las facciones kurdas. Los peshmerga en primera línea, de la facción Unión Patriótica del Kurdistán (PUK) que gobierna en Kirkuk, se negaron a luchar y huyeron, dejando el camino despejado a las tropas iraquíes. Su retirada condujo a acusaciones de «traición» por parte del gobernante Partido Democrático del Kurdistán (KDP) del presidente Masud Barzani, y declaraciones de que Bagdad pagaría un «precio elevado» por sus acciones. «El PUK ha abandonado Kirkuk a su suerte», denunció a este periódico Ano Abdoka, representante político PDK.

En la ciudad los habitantes se debatían ayer entre quedarse o marcharse. «Las cosas se están poniendo muy feas. Ningún negocio ha abierto, nadie ha ido a trabajar. Todos están en casa esperando a que ocurra lo peor», explicó con desasosiego Shuaib, un vecino, en conversación telefónica con LA RAZÓN. «Aquí todo el mundo está empuñando un arma para defenderse, y los peshmerga han regresado al frente a luchar», continuó Shuaib antes de agregar que «en algunos barrios se han levantado barricadas para impedir que los tanques y vehículos militares entren desde el sur».

Sin embargo apenas hubo incidentes, y muchos vecinos y sus familias prefirieron marcharse y ponerse a salvo. «Miles de iraquíes han huido y se han dirigido hacia las ciudades kurdas de Sulaimaniya y Erbil para escapar de los combates», aseguró una fuente del Departamento de Migración del Kurdistán iraquí.

Kirkuk estaba controlada «de facto» por los kurdos desde junio de 2014, cuando los peshmerga echaron a los yihadistas del Estado Islámico que intentaban hacerse con los pozos de petróleo, que producen hasta 600.000 barriles al día. En los últimos meses, la ciudad se había convertido en el foco de confrontación entre Bagdad y la región autónoma del Kurdistán y más desde que ésta celebrase hace tres semanas el referéndum de independencia. Desde entonces el Gobierno kurdo envió hasta 6.000 efectivos másdespués de que fuerzas iraquíes se desplegasen en las zonas fronterizas con el Kurdistán.

Kirkuk había aprendido a vivir a espaldas de Irak y desde hace años su Gobierno autónomo controlaba las ventas del crudo y firmaba contratos de exportación, lo que enojó a Bagdad. Aunque la contienda territorial se remonta a décadas atrás, hasta el punto de que muchos kurdos llaman a Kirkuk la «Jerusalén kurda». Se cree que los kurdos son mayoría, pero nadie se atreve a hablar del censo, ya que se trata de un asunto tan tabú que podría hacer saltar la chispa del conflicto sectario que palpita en cada barrio de la ciudad.