Crisis política en Italia
Berlusconi regresa a la primera línea
«Il Cavaliere» promete al presidente Napolitano una oposición responsable
Si Matteo Renzi no acudió finalmente a la reunión con Giorgo Napolitano, sí que acudió en cambio al Palacio del Quirinal, sede de la presidencia de la República, Silvio Berlusconi por su condición de líder de Forza Italia (FI), la principal formación derechista de la nación. El encuentro entre ambos fue de alto voltaje, pues Napolitano maniobró en el año 2011 para apartar a «Il Cavaliere» del poder. El cuatro veces primer ministro dijo que le había manifestado a su interlocutor «la preocupación y estupor por esta crisis opaca abierta fuera del Parlamento y por un solo partido». Aseguró que Forza Italia se mantendría en la oposición, como había hecho durante la segunda parte del Gobierno de Letta, pero apoyaría a Matteo Renzi en la reforma de la ley electoral, del Senado y del artículo de la Constitución que brinda numerosos poderes a las regiones. La reunión entre Napolitano y Berlusconi iba más allá de la mera ronda de consultas y había despertado toda la atención mediática de la jornada.La presencia de Berlusconi en las consultas había provocado fuertes críticas en algunos sectores ya que, aunque «Il Cavaliere» es el legítimo líder de FI, ha sido expulsado del Parlamento por su condena en firme por fraude fiscal y según las leyes no puede ocupar cargos institucionales o presentarse a las elecciones en los próximos seis años.Algunas decenas de ciudadanos se concentraron ante el Quirinal, como protesta porque Napolitano haya recibido a un condenado en espera sólo de que se aplique la sentencia: un año de trabajos sociales y dos años de inhabilitación de cualquier cargo público. Napolitano y Berlusconi no se veían desde abril, también cuando acudió al Quirinale para la ronda de consultas tras las que se encargó a Letta formar un Gobierno. Antes que con Berlusconi, Napolitano se reunió con Angelino Alfano, su antiguo delfín y líder del partido Nuevo Centro Derecha, socio de Letta en el Gobierno. Dijo que estaba dispuesto a aliarse ahora con Renzi, pero no a cualquier precio. Advirtió al secretario general del PD que no aceptaría que la coalición se ampliara hacia la izquierda y pidió una agenda centrada en sacar a Italia de la crisis económica.
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