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Brasil, ante la tormenta perfecta

La corrupción ha provocado una crisis política e institucional agravada por una economía en recesión

La Razón
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–¿Cómo está influyento la inestabilidad en el Gobierno en la crisis económica que golpea al país?

–Existe una percepción clara en el exterior de que la situación se ha deteriorado a causa de la crisis política de un sistema que se muestra ya poco funcional. Todo esto es alimentado por los descubrimientos y las investigaciones sobre corrupción de Petrobras y de otras instancias. Todo esto alimenta una crisis bastante fuerte que mantiene el país un tanto estancado, ya que, sin resolver la crisis política, cuya máxima expresión ha sido el «impeachment» a la presidente. El panorama económico es terrible, con el país en recesión, el paro en aumento y la inflación subiendo.

–¿Cómo puede afectar esta situación a nivel regional?

–Brasil está lejos de ser aquel país que muchos veían parte de la solución a la decadencia económica de la región, pues no sólo estaba consiguiendo propulsar su economía, sino que esa nueva riqueza contribuyera al bienestar social. Sin embargo, ahora Brasil tiene un enorme índice de desigualdad, aunque es cierto que ha conseguido avances importantes con los Gobiernos de Cardoso y Lula y sus políticas de integración social. Brasil también ha tenido un activismo diplomático que no ha resultado ser efectivo. Brasil tuvo esta ambición de ser reconocido como el líder de la región. Dilma, al contrario que Cardoso y Lula, no es una líder muy vocacional para la diplomacia o las relaciones exteriores, por lo que Brasil ha perdido espacio durante estos años en la diplomacia regional. Ha habido ciertos movimientos de simpatías y alianzas con Gobiernos como el de Maduro o Kirchner, que hoy están en camino de salir. Por lo tanto, la crisis en la que ahora mismo está envuelta Brasil limita bastante que el país sea influyente a nivel regional.

*Director del Instituto Brasileño del Wilson Center