Capriles: «Maduro es un títere que sigue el libreto de los hermanos Castro»

«El flaco» ha vuelto a correr el maratón de su vida. El ex candidato a la Presidencia Henrique Capriles Radonski, amante de las carreras de fondo, siempre se pone en forma para afrontar los diferentes comicios, consciente de que lo suyo es una competición desigual. Frente a la enorme maquinaria chavista, que controla los medios y los estamentos, al gobernador de Miranda sólo le queda recorrer una y otra vez su amado país sudando la camiseta y echándose al hombro, una vez más, la responsabilizar de guiar a la oposición.

Este abogado de clase alta vuelve a ser la cara electoral de la oposición venezolana en las elecciones municipales que hoy se celebran en Venezuela, con un discurso alejado de los extremismos para tratar de movilizar, por segunda vez en ocho meses, el descontento tras 15 años de chavismo.

Con apenas 40 años, Capriles acumula una larga carrera política que le ha llevado a ser elegido dos veces gobernador de Miranda, presidente de la Cámara de Diputados y alcalde, lo que lo ha convertido en el candidato opositor con mayor número de victorias en las urnas, aunque no pudo vencer a Hugo Chávez. Descendiente de judíos del gueto de Varsovia y biznieto de víctimas del campo de exterminio de Treblinka, Capriles se declara católico practicante y mantiene un discurso en el que trata de alejarse de los radicales de la oposición y del oficialismo chavista. Nunca tuvo problema en reconocer la necesidad de mantener los programas sociales de Chávez, además de subrayar la necesidad de ir al grano, asegurando que él, a diferencia del fallecido presidente venezolano, no iba a estar hablando durante horas en la televisión.

Ahora está dispuesto a luchar ante el heredero de Chávez y actual presidente del país, Nicolás Maduro, a quien ha acusado de mentir y de usar el dolor de los seguidores de Chávez para lograr rédito político.

–De nuevo, Nicolás Maduro y usted se ven las caras en unas elecciones. Esta vez se trata de comicios municipales, pero, a tenor de lo que se ha visto durante la campaña, parece que han sido planteados más bien como un plebiscito a la gestión de Maduro. ¿De verdad considera que pueda cambiar algo después del 8-D?

–Estas elecciones no son un plebiscito de hecho, en nuestro país no está contemplada la figura del plebiscito. Pero sí puedo asegurar que suponen una oportunidad para que los venezolanos expresemos a través de nuestro voto que queremos un cambio. Todas las encuestas serias muestran que la mayoría de los venezolanos quieren un cambio, pero eso sólo se logra si todos participamos en estos comicios y cuidamos nuestros votos en los centros electorales. La única manera de que no nos metan votos chimbos (falsos) es que no dejemos el espacio vacío para que lo agarren. El Gobierno hace la trampa si dejamos vacíos los espacios de nuestros votos.

Cuando asumimos la candidatura del 14 de abril, todos nos aseguraban que nos íbamos a quemar, la gente con la que me encontraba me decía: «Oye, pobrecito»... Nosotros comenzamos una campaña con todas las desventajas, pero con mucha esperanza, y mira lo que logramos. El 14 de abril obtuvimos 7,5 millones de votos en una campaña que sólo duró diez días. No cobramos, pero ésta es una larga lucha. Y las grandes

luchas no son pasivas sino activas. La vía para lograr el cambio en nuestra Venezuela tiene que ser democrática, la mejor manera de que nos expresemos es votando y este 8 de diciembre los venezolanos vamos a elegir a las autoridades más cercanas a nosotros, a las que pueden resolver los problemas de nuestro día a día y, desde nuestras comunidades, desde nuestros municipios, debemos ir impulsando ese cambio que tanto anhela nuestro país.

–¿Mantiene todavía que Maduro no es el presidente legítimo? ¿No lo reconoce?

–El 14 de abril dije que reconocería los resultados después de una auditoría que demostrara que ésos eran los números. Pero ¿qué paso?: la auditoría nunca se llevó a cabo. Nosotros agotamos todas las vías legales en nuestro país sin ningún resultado y hemos acudido a instancias internacionales para presentar el caso. Maduro está ocupando la presidencia, ocupándola, mientras tanto.

–Después de que el Parlamento concediera «superpoderes» el pasado 19 de noviembre al presidente a través de la Ley Habilitante, ¿hasta dónde cree que pueda llegar Maduro? ¿Qué nos queda por ver?

–Maduro no necesita lo que usted define como «superpoderes» para resolver los problemas del país y combatir la corrupción. En Venezuela tenemos leyes que permiten hacer frente a todas estas situaciones que estamos viviendo, lo que se necesita es tener la voluntad para hacerlo y dar respuesta, porque lo que hemos visto en nuestro país es que tenemos leyes que no se cumplen.

Nosotros tenemos una Ley de Control y Precios, tenemos una ley que castiga la corrupción, por lo que no resulta necesario otorgar poderes especiales a quien ya tiene todos los poderes y las instituciones a su favor. Lo que necesitamos en Venezuela son instituciones autónomas que hagan valer las leyes. Maduro es simplemente un títere que sigue el libreto cubano escrito por los hermanos Castro. Pero Venezuela no es Cuba, nosotros lo hemos dicho muchas veces, que no se equivoquen. Y podemos conseguir este cambio con el apoyo de un pueblo que ya está cansado de esperar respuestas a temas tan sensibles como seguridad, vivienda, salud y servicios públicos.

–En su momento, usted nos aseguró que Maduro no terminaría su mandato. ¿Tras las elecciones cuál es el siguiente paso? ¿Podría abrirse un proceso constituyente o convocar nuevas elecciones para la Presidencia?

–Nosotros ya hemos asegurado que después de los comicios del 8 de diciembre, dependiendo de los resultados, se activará un proceso de consulta nacional. Pero eso no lo decido yo, éste es un aspecto que debe analizarse en la Unidad.

–Hace poco tiempo usted denunció que incendiaron el vehículo en el que viajaba. ¿Teme o ha llegado a temer por su vida en alguna ocasión?

–En el momento en el que incendiaron el coche, yo no estaba en el interior. Todo lo que han hecho hasta ahora es para generar miedo y zozobra, pero no creo que atenten contra mi vida. Eso sí, si se les ocurre ponerse creativos, los venezolanos saben qué es lo que tienen que hacer y a dónde tienen que ir.