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China ataca a Trump con sus propias armas: Twitter

El Ejecutivo de Pekín, a través de sus cónsules y embajadores en Estados Unidos, arremete contra las decisiones de Washington

Distintivo de Twitter
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El Ejecutivo de Pekín, a través de sus cónsules y embajadores en Estados Unidos, arremete contra las decisiones de Washington

La diplomacia de Pekín pasa a la acción. A pesar de que en China la red social Twitter está prohibida, sus cónsules y embajadores sí que tienen acceso a ella. Su uso, más que nunca, es una herramienta en la relaciones internacionales. China ha tomado nota y ha girado su política diplomática hacia un tono más agresivo.

Elena Borau, experta en diplomacia digital y profesora de la Universidad de Lebrija, afirma que “la diplomacia de Pekín ha pasado a la acción y ha decidido imitar a su eterno enemigo”, en alusión a Estados Unidos. El doctor Alfonso A. Rodríguez, experto en Políticas Públicas y profesor de la Universidad Camilo José Cela, va más allá y apunta que es una “deriva más radical frente a Estados Unidos” en su diplomacia, en la búsqueda, desvela, de la “iniciativa de la guerra de comunicación”.

El segundo hombre en la embajada china en Pakistán, Zhao Lijian, publicó en su cuenta de Twitter, en inglés, un mensaje en el que acusaba a Estados Unidos de ser un país racista. Los términos empleados por el diplomático fueron los siguientes: “El racismo en Estados Unidos ha existido desde la era colonial y la estratificación sigue ocurriendo en el empleo, la vivienda, la educación y la política”. En el mismo tweet decía que un ciudadano de Washington nunca iría al sudeste por la segregación racial y las diferencias en el nivel de vida entre ambos territorios.

Zhao borró sus tweets pero, posteriormente retomó su perorata contra Estados Unidos, describiendo la situación de los afroamericanos como “preocupante” y criticando los continuos tiroteos en escuelas y las agresiones sexuales.

La doctora Borau razona que el uso de la red social Twitter no es casual y sino que “es la red social idónea como escaparate al público, los medios de comunicación y para alimentar la controversia que necesitan”.

La respuesta de Estados Unidos no tardó en llegar. Susan Rice, ex-consejera de Seguridad Nacional, llamó por Twitter a Zhao “racista sinvergüenza”, emplazaba a Cui Tiankai, embajador chino en Estados Unidos, a hacer un trabajo mejor que el de su colega y a “mandar a casa” al número dos de la embajada de Pakistán.

Cui, sin embargo, también forma parte de la red social Twitter, ha publicado mensajes nacionalistas en alusión a la pertenencia de Taiwán a China, en lo que sería el reflejo del cambio de rumbo de la diplomacia china.

Zhao Lijian ya había estado en el ojo del huracán político. Hace una semana, Hilel Neuer, director ejecutivo de UN Watch, denunció en la ONU que el diplomático había favorecido el silencio de Pakistán en la detención de un millón de musulmanes en la ciudad china de Xinjiang.

Esta nueva contrariedad en las relaciones entre China y Estados Unidos no es más que un trozo de leña más dentro de la llama de tensión que viven los dos gigantes. Hace un mes el Gobierno chino publicó un comunicado en el que se exhortaba a los ciudadanos del país a que “sean plenamente conscientes de los riesgos de viajar a Estados Unidos”. En el documento se hablaba de que en suelo estadounidense “han tenido lugar tiroteos, atracos y robos frecuentes últimamente”. De igual modo, el Ministerio de Educación advertía de “medidas discriminatorias que están tomando las autoridades de Estados Unidos contra los estudiantes chinos”.