China
China fía su futuro al mercado
China desveló ayer una serie de reformas para ajustar su economía durante la próxima década. Así, los 205 miembros del XVIII Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh) daban por concluidos los cuatro días de su tercera sesión plenaria. El comunicado, que fue recogido por la agencia oficial de noticias china Xinhua, señalaba las «completas» reformas que se llevarán a cabo hasta 2020, aunque resultaba bastante ambiguo y parecía más una declaración de intenciones que una enumeración de medidas económicas concretas.
El PCCh señaló que estas profundas reformas tienen como objeto «mejorar y desarrollar el socialismo con características chinas e impulsar la modernización del sistema de Gobierno y de las capacidades del país». La mayoría de los medios chinos titularon sus ediciones digitales con este párrafo del documento oficial, el que se refiere al protagonismo del mercado: «La reforma económica es clave y la solución principal es la relación apropiada entre el Gobierno y el mercado, dejando a éste último jugar un rol decisivo en la distribución de los recursos». Según reza el comunicado del PCCh, «se deben obtener resultados decisivos en los sectores clave y un marco bien desarrollado, científico, basado en procedimientos y eficaz debe entrar en funcionamiento para el año 2020 con el objetivo de garantizar que las instituciones de todos los sectores sean más maduras». Asimismo, el politburó comunista asegura que «el sistema de protección de los derechos se mejorará y las empresas públicas tendrán que regirse por prácticas corporativas modernas». Incluso, y aunque en ningún momento las detalla, promete «reformas encaminadas a mejorar la credibilidad y el funcionamiento del Gobierno y reducir la burocracia». También el PCCh abre la puerta tímidamente al capital privado y libre al reconocer que «en un sistema moderno de mercado, las empresas deben tener autorización para operar de forma independiente y competir libremente, mientras que los consumidores deben ser libres para elegir y gastar».
La mayoría de expertos analizó este plenario como prueba de fuego para el nuevo Gobierno de Xi Jiping. China se ha marcado el reto de doblar la renta per cápita de sus habitantes durante la próxima década, para animar el consumo interno y garantizarse el crecimiento. De hecho, como indica Blouinnews, este encuentro entre los líderes del país se ha estado tratando por los medios estatales de manera comparable a las del tercer plenario de 1978 y de 1993. En el primero, Deng Xiaoping abrió China al mundo exterior al embarcarse en una importante reforma económica. En 1993, se redujo el rol del Estado. «Había un gran expectación en que Xi lanzase una transformación similar de la segunda economía mundial».
Sin embargo, no parece que se pueda tratar de «éxito» la clausura de este importante congreso comunista, que se celebró a puerta cerrada y en un hotel del que no se dio la dirección. «La tercera sesión plenaria falló en elaborar reformas dramáticas que ajusten el desgastado modelo de crecimiento chino. Esto sugiere que los líderes del partido han fallado en llegar a un acuerdo en los difíciles cambios políticos que se requieren para frenar el dominio de la industria estatal y promover la competencia».
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