Política exterior

China promete una nueva era de apertura comercial

Xi Jinping denuncia al mismo tiempo, a EE UU ante la OMC por los aranceles al acero y al aluminio.

China promete una nueva era de apertura comercial
China promete una nueva era de apertura comerciallarazon

Xi Jinping denuncia al mismo tiempo, a EE UU ante la OMC por los aranceles al acero y al aluminio.

Como ya hiciera el año pasado en el Foro de Davos, el presidente de China, Xi Jinping, volvió a erigirse ayer en el adalid de la globalización mientras prometía una «nueva era de apertura comercial». En su discurso en el Foro de Boao –conocido como el Davos chino–, el líder del gigante asiático lanzó un mensaje subliminal a su homólogo estadounidense, Donald Trump, con quien en la actualidad mantiene una disputa comercial después de que el americano le acusara de competencia desleal y ambos países se enzarzaran a imponer aranceles a los productos hechos a ambos lados del océano Pacífico.

Xi aprovechó su primera alocución pública desde que comenzara la contienda entre ambos países para arremeter contra el norteamericano sin ni siquiera nombrarlo. «Apertura o aislamiento, progreso o regresión, la Humanidad tiene ante sí una gran decisión», indicó un Xi que, pese a sus desavenencias con Washington, no dudó en apostar por el diálogo frente a la confrontación. «La mentalidad de la Guerra Fría, de que para que alguien gane algo otro tiene que perder debe desecharse ahora más que nunca», añadió.

Con ese tono conciliador, Xi se comprometió a que «la puerta de apertura de China no se cerrará y sólo se abrirá aún más». Con promesas como la de aliviar las restricciones a los automóviles importados para finales de año, dar a los extranjeros un mayor acceso a los mercados financieros e incrementar la protección de los derechos de propiedad intelectual, el chino hizo un guiño a Trump, quien el día anterior había tachado de «estúpido» el intercambio comercial entre ambos países. Entonces, el líder norteamericano hizo pública en Twitter la diferencia entre el impuesto del 2,5% que se grava a los vehículos chinos en EE UU y del 25% que Pekín impone a los vehículos estadounidenses.

No obstante, las promesas y buenas intenciones que ayer mostró Xi quedaron en entredicho después de que horas más tarde el gigante asiático denunciara a EE UU ante la Organización Mundial del Comercio (OMC) por los impuestos por valor de 3.000 millones de dólares que el país quiere imponer sobre el aluminio y acero chinos. Para las autoridades del Gran Dragón, esos aranceles violan el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994 y del Acuerdo sobre Salvaguardias de la organización multilateral.

En las últimas semanas, EE UU ha acusado a China de competencia desleal por violar repetidamente las leyes de propiedad intelectual al obligar a las empresas extranjeras a transferir parte de su tecnología y conocimiento a cambio de operar en su territorio, además de denunciar el acusado desequilibrio comercial existente entre las dos economías más grandes del planeta, que es de hasta 375.000 millones de dólares anuales a favor de China. Estos factores han empujado a líder norteamericano a imponer varias tandas de aranceles a los productos chinos, aumentando los temores de una verdadera guerra comercial. Este nuevo paso concede a los dos partes 60 días para llegar a un acuerdo.