Política

Crisis en Egipto

Cólera en el mundo musulmán

Miles de manifestantes piden a sus Gobiernos que rompan relaciones con las nuevas autoridades egipcias tras el reciente baño de sangre

Cólera en el mundo musulmán
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Desde Londres hasta Tokio, la diáspora egipcia salió ayer a manifestarse en contra de las matanzas para reprimir a los partidarios de los Hermanos Musulmanes, que desde el miércoles ya han costado la vida a alrededor de 880 personas, principalmente en El Cairo. Con fotografías del depuesto presidente Mohamed Mursi, banderas nacionales y murales con sangrientas fotografías, los egipcios que viven en el extranjero quisieron mostrar su rechazo al «golpe de Estado militar y a la brutal represión de las Fuerzas Armadas». Así, frente al número 10 de Downing Street, residencia de David Cameron, unas 400 personas convocadas por Egipcios Británicos por la Democracia (BE4D) exigieron el «fin del régimen militar» y le preguntaban al primer ministro: «Cameron, ¿no lo ves? Al Sisi ha asesinado la democracia», en referencia al ministro de Defensa y jefe del Ejército egipcio, Abdel Fatah al Sisi. En París, la diáspora también salió a la calle a protestar. Frente al Ministerio de Asuntos Exteriores francés, se juntaron grupos a favor y en contra de Mursi. Mientras mujeres vestidas con el «hijab» besaban fotografías del presidente derrocado, otros hombres coreaban consignas a favor de las Fuerzas Armadas. «Al igual que dentro de Egipto, los egipcios que viven fuera también están divididos», asegura a LA RAZÓN Hossam Elbanna, ejecutivo de marketing de un importante grupo editor saudí. «Algunos apoyan el golpe militar y lo tachan de revolución popular, pues no les gusta que el islamismo controle su país –principalmente los miembros y familiares de las fuerzas del orden y los hombres de negocios que perdieron beneficios tras la caída de Mubarak– y luego estamos los que rechazamos el golpe de Estado», indica Elbanna, que reconoce que hasta dentro de su propia familia hay profundas divergencias. Según cifras de la Agencia Central para la Movilización y las Estadísticas (Campas), más de ocho millones de egipcios viven en el extranjero, de los que el mayor porcentaje reside en Arabia Saudí. «En torno al 40% vivimos aquí», explica el joven, quien lleva cuatro años en el rico país del Golfo Pérsico. Pese a que estos días Elbanna ha sufrido y llorado mucho al ver las imágenes de los tiroteos y los vídeos de los muertos en Egipto, también se ha sentido «orgulloso por los que luchan por la dignidad». Desgraciademente está prohibido manifestarse en Arabia Saudí, pero Elbanna se coge vacaciones próximamente para volver a casa y sabe que saldrá a protestar. No tiene miedo: «Soy musulmán, moriré cuando me toque, ya sea en un coche o en las calles».

En Marruecos, las protestas en contra del Ejército fueron multitudinarias. En Rabat, según informa Efe, 10.000 islamistas marroquíes se manifestaron para condenar al «régimen golpista militar egipcio» y pedir al Estado marroquí que no reconozca al Gobierno egipcio actual. También se registraron manifestaciones en otros países musulmanes como Irak, Pakistán, Malasia o Turquía, donde las marchas tuvieron mucha repercusión. Unas 4.000 personas en Estambul y otras 10.000 en Konya dejaron claro su apoyo a los islamistas egipcios con carteles de Al Sisi tachados y haciendo el gesto de denuncia de la represión: mostrar los cuatro dedos de la mano en recuerdo de los muertos en la sentada de Raba Aldawiya. Incluso el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, hizo el gesto y arengó a los turcos al calificar la represión egipcia como «terrorismo de Estado». «Que el mundo escuche: los templos son inviolables. Pero tanto en Siria como en Egipto queman y destruyen nuestras mezquitas. Ya sea Bachar al Asad, ya sea Al Sisi: entre estos no hay diferencia. Ni hay difrencia entre los que apoyan a uno u otro».