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Consenso político sobre Europa

La Razón
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Si sólo dependiera de la popularidad de los candidatos o de la satisfacción de los alemanes con la situación económica, las elecciones ya estarían decididas. Más del 54% de los ciudadanos quiere mantener a Angela Merkel como canciller, mientras que sólo el 28% aboga por Peer Steinbrück. El 75% de los entrevistados afirma estar satisfecho o incluso muy satisfecho con su situación económica personal. No obstante, tanto el resultado de las elecciones como la composición del nuevo Gobierno federal son una incógnita. Casi el 40% de los ciudadanos con derecho a voto está indeciso con respecto a quién votar. La coalición de partidos CDU/CSU sigue liderando todas las encuestas con aproximadamente el 40% en intención de voto, pero hay cierta incertidumbre sobre si sus actuales socios, los liberales de la FDP, reunirán suficientes votos para mantener esa coalición gubernamental.

Las opciones realistas son la continuación de la coalición actual o una gran coalición entre CDU/CSU y SPD. A pesar de que una cooperación entre los dos grandes partidos contaría con la aprobación de muchos alemanes, esa opción es la «última ratio». Las ganas de los socialdemócratas de volver a formar parte como socio minoritario en un Gobierno dominado por Merkel son limitadas.

Debido al sistema electoral alemán, desde 1949 ningún Gobierno ha podido gobernar en solitario (con la única excepción de Konrad Adenauer). Como consecuencia, ha surgido una cultura política basada en el consenso, existiendo en la actualidad no pocas voces que critican una presunta armonización de los programas de los partidos políticos alemanes. Hacer estimaciones del comportamiento electoral se complica además debido a la mayor volatilidad y el debilitamiento de los enlaces «tradicionales» entre partidos políticos y ciertos grupos de la sociedad. A menudo, el comportamiento electoral alemán se basa más en personas que en programas electorales. Sea cual sea el próximo Gobierno de Alemania, los fundamentos de la política europea alemana seguirán siendo los mismos. Los asuntos decisivos en el ámbito comunitario se votaron con unanimidad en el Bundestag. Alemania tiene un interés especial tanto en el fortalecimiento y la continuación del proceso de integración europea como en la superación de las consecuencias de la crisis bancaria y financiera. Con respecto a las decisiones tomadas dentro de la Unión y la Eurozona, nunca ha existido ningún «modelo» o referente histórico ni lo habrá. Las medidas habrán de ser sometidas a un permanente examen en relación con su eficiencia y aceptación.

Las prioridades seguirán siendo la ayuda para la autosuficiencia, la solidaridad encaminada a la solidez, a las necesarias reformas estructurales, la disciplina presupuestaria, el fomento del crecimiento, la competitividad y justicia social, la creación de nuevos puestos de trabajo, así como la superación del insoportable desempleo juvenil. En este camino se ha avanzado mucho ya, especialmente en España.

Los contribuyentes alemanes avalan a estas alturas más de 300.000 millones de euros que se han proporcionado a través de diferentes instrumentos a los países en crisis para ayudar. El debate sobre ello favorece de vez en cuando voces nacionalistas que versan sobre donantes y receptores y que no aportan nada a la causa. Si queremos conservar una oportunidad real para que Europa salga de la crisis fortalecida, más unida, y con un papel protagonista en el mundo, tendremos que centrarnos más en lo que nos une y no tanto en lo que nos separa y diferencia.

*Director en Madrid de la Fundación Konrad Adenauer