Reino Unido
Corbyn abre una guerra interna en el laborismo
El líder izquierdista debuta hoy en el Parlamento, donde medirá sus fuerzas dentro del partido. El primer ministro, David Cameron, califica su triunfo como «una amenaza para la seguridad nacional»
El líder izquierdista debuta hoy en el Parlamento, donde medirá sus fuerzas dentro del partido. El primer ministro, David Cameron, califica su triunfo como «una amenaza para la seguridad nacional»
El laborista Jeremy Corbyn tendrá hoy su puesta de largo en la Cámara de los Comunes tras ser elegido líder de la oposición. El activista, cuyo programa se basa principalmente en medidas contra la austeridad, avanzó ayer que se opondrá al proyecto de ley de los conservadores que quiere restringir los derechos sindicales y promoverá un voto en contra si el primer ministro británico, David Cameron, busca la aprobación parlamentaria para participar en los ataques aéreos contra el yihadista Estado Islámico en Siria. Sin duda alguna, las votaciones servirán para comprobar si Corbyn cuenta o no con el apoyo de sus propias filas. Y es que a pesar de haber sido elegido el sábado en una impresionante victoria en primera ronda en la que se hizo con el 59,5% de los votos, un porcentaje mucho más alto del que Tony Blair consiguió en 1994, el bautizado como «el Pablo Iglesias británico» tiene completamente dividido al partido. Los miembros de la formación, afiliados y aquellos que se registraron pagando 3 libras para tener derecho a voto consideran que su visión radical de la izquierda puede devolver al laborismo al poder. Sin embargo, según los rotativos, menos del 10% de los 232 diputados de la formación quería tener a Corbyn al frente.
El político de 66 años, que lleva más de tres décadas como parlamentario, deberá presentar en las próximas horas su equipo. Ha prometido un liderazgo «de unidad», que refleje las diferentes tendencias del partido, y una amplia participación femenina entre sus colaboradores. Pero, al cierre de esta edición, siete miembros del actual «gabinete en la sombra» ya se habían negado a trabajar con él.
El nombramiento que genera más expectación es el del responsable de Economía. En caso de que elija a John McDonnell supondrá un auténtico terremoto en Westminster, ya que, como Corbyn, es uno de los diputados con ideas más radicales contra los recortes. Según la BBC, dos colegas aceptaron ayer quedarse en sus puestos: Ian Murray, como portavoz para Escocia, y Rosie Winterton, como jefa de disciplina del partido en los Comunes. A ésta última, Corbyn le habría pedido ayuda para conseguir el apoyo de las filas. Pero habiendo sido el diputado que más veces ha votado en contra de las directrices de la formación tiene ahora complicado imponer su autoridad.
El número dos del partido, Tom Watson, también elegido el sábado, llamó ayer a la unidad y aseguró que hay «cero probabilidades» de que se produzca un golpe interno para derrocar al líder, que defiende un programa contra la guerra y de renacionalización de algunos servicios públicos. Watson, que prometió apoyarle «al cien por cien», reconoció que él mismo tiene diferencias con el nuevo líder, por ejemplo, respecto a la renovación del sistema de disuasión nuclear Trident –al que Corbyn se niega–, o sobre el papel de la OTAN en la defensa.
A pesar de las tensiones internas, en la calle, la «Corbynmanía» sigue su curso. Más de 15.000 personas se afiliaron al Partido Laborista en las 24 horas siguientes a su proclamación, lo que convierte a la formación en la mayor del país, con 325.000 miembros. En un artículo publicado ayer por «The Observer», Corbyn afirmó que su intención es construir un nuevo y más amplio movimiento laborista, «más amable, más respetuoso, pero también valiente», que demuestre a la gente que «inequívocamente está de su parte». Respecto a las próximas actividades parlamentarias, adelantó que los laboristas tendrán que oponerse a los ataques aéreos contra los yihadistas en Siria.
«No» a los bombardeos en Siria
«Eso no ayudará a los refugiados, creará más», afirmó el veterano pacifista, que explica que la labor del Laborismo es «hacer campaña por la paz y el desarme en todo el mundo». El Estado Islámico «es absolutamente aberrante y el régimen del presidente sirio Bachar al Asad ha cometido crímenes horribles. Pero también debemos oponernos a las bombas saudíes en Yemen o a que la dictadura de Baréin asesine su movimiento democrático», apuntó. Respecto a la economía, Corbyn subrayó que para los conservadores el déficit es sólo una excusa para aplicar sus viejas políticas de «rebajar los sueldos, recortar los impuestos para los ricos, permitir que escale el precio de la vivienda, vender los recursos nacionales y atacar a los sindicatos».
Por su parte, el «premier» David Cameron escribió ayer en Twitter: «El Partido Laborista es ahora una amenaza a la seguridad nacional, a nuestra seguridad económica y a la seguridad de sus familias». Aunque en principio la victoria del veterano diputado izquierdista puede dar más opciones a los «tories» en las urnas, éstos también temen que alguno de sus radicales mensajes llegue a calar entre el electorado.
Sturgeon plantea otro referéndum
La líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, que gobierna en mayoría en Escocia, anunció ayer que en su manifiesto para las elecciones autonómicas del próximo mayo expondrá las condiciones en que podría celebrarse otro referéndum de independencia. «Será una propuesta. Luego dependerá del pueblo escocés, sea en Éstas o en próximas elecciones, decidir si vota por nuestro manifiesto, y, si hay en el futuro otro plebiscito, sea en cinco años o en diez o en los que sea. Dependerá de ellos decidir si votan o no por la independencia. Esto es algo que viene determinado por el pueblo y no por los políticos», aseguró. La nacionalista confesó que no quería «volver a sentir el mismo dolor» que el 18 de septiembre de 2014, cuando en una histórica consulta el electorado votó en un 55% frente al 45% a favor de permanecer dentro del Reino Unido. Desde su elección, Sturgeon ha jugado con la idea de otra consulta.
✕
Accede a tu cuenta para comentar