Venezuela
Culto al líder ausente
El tratamiento casi mesiánico que recibe Hugo Chávez en la propaganda institucional y en los medios de comunicación públicos ha llevado a que muchos chavistas lo consideren un líder religioso, casi un semidiós inmortal. Los críticos tildan al chavismo casi de secta. «Primero Dios y después mi comandante» es uno de los lemas de la publicidad de la Gran Misión Vivienda, un programa de reparto de casas a los más necesitados, bandera de su política social de los últimos años. Conjurados alrededor de la continuidad del proyecto de socialismo bolivariano impulsado por Chávez, sus partidarios también parecen vivir una especie de negación de la realidad. En la catedral de Caracas en la Plaza Bolívar, el padre Daniel Lourerio oficia una misa por la salud del comandante. Algunos feligreses permanecen de rodillas, otros en los costados piden entre susurros a San Onofre. «No está enfermo, se está recuperando», dice Mundo Rafael Galván, simpatizante chavista, quien está seguro de que regresará a tiempo de tomar posesión de su nuevo mandato el jueves, como exige la Constitución. Cuando le decimos que clínicamente es imposible, señala con el dedo al santo. Al terminar el oficio, el padre Lourerio nos recibe en el altar. Ante nuestra pregunta de si existen los milagros, sonríe y contesta: «Está bien tener fe, pero tal y como están las cosas, los milagros en Venezuela son escasos». Mientras, en el Petare, unos de los barrios más pobres y peligrosos de la ciudad, los santeros se cuentan por miles. Es de noche, llueve y se ha ido la luz, algo usual en esta zona. En casa de Walter la familia se reúne en el salón, casi todos permanecen sentados en el sofá mirando la tele apagada, resignados, en silencio. Walter nos guía hasta un improvisado altar armado en una de las habitaciones de su casa. Bajo la luz de las velas, descansan los orishas: figuras del indio Cayaurima, de la Corte de Malandros –que adoran los delincuentes-, el Negro e incluso, el libertador Bolívar. Walter enciende un puro y lo pasa cerca del rostro de Simón Bolívar, impregnándolo de humo. «Estamos preocupados y esperamos que los espíritus lo salven porque él llevará este barco a buen puerto», dice. El padre José Palmar es un reconocido sacerdote católico y antichavista. En diálogo con LA RAZÓN cuenta su percepción acerca del contexto político y económico en el que se encuentra el país, tocando diversos tópicos; entre ellos está el de las relaciones conexas del Gobierno con las fuerzas sobre naturales. «Doy palabra cierta, Chávez ha personificado el mal en este país; una madrugada bajé a Miraflores con la ayuda del que era Jefe de la Casa Militar de la época, y vi todos aquellos santeros cubanos con gallinas, con templos de sacrificios, con sangre de cualquier animal y un hedor incomparable», afirma el sacerdote disidente de la filas oficialistas.
«En Venezuela tenemos que orar mucho porque esto no es una pelea política, ni social o electoral, señala el padre Palmar, y agrega: «Tenemos una pelea espiritual, aquí está planteado el bien contra el mal». Considera que hay que aferrarse a la fe para luchar y confiar en su salida del poder. «Chávez está huyendo hacia delante, arrasando con lo que se atraviesa a su paso, pero se va a agotar», asegura.
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