Siria

Denuncian la situación de los menores refugiados: «Abusan de ellos y los abandonan»

Las familias entregan a las mafias sus últimos recursos para que sus hijos viajen a Europa, pero muchos no llegan a su destino. Las ONG también denuncian los matrimonios con menores

Un voluntario de una ONG atiende a un menor recién llegado a la isla griega de Lesbos procedente de Turquía
Un voluntario de una ONG atiende a un menor recién llegado a la isla griega de Lesbos procedente de Turquíalarazon

Las familias entregan a las mafias sus últimos recursos para que sus hijos viajen a Europa, pero muchos no llegan a su destino. Las ONG también denuncian los matrimonios con menores

Los niños son la parte más visible de los estragos que está dejando la guerra en Siria. Ante la falta de recursos, miles de familias refugiadas en Líbano, Turquía y Jordania han empeñado todo lo que les quedaba para pagar a las mafias turcas y, al menos, poder dar a alguno de sus hijos un futuro mejor en Europa. Una decisión difícil y dolorosa, pero que cualquier padre o madre tomaría para no ver morir a sus hijos. Durante 2015, unos 26.000 menores no acompañados cruzaron rumbo a las costas del sur de Europa. El destino de muchos de estos niños refugiados son las redes de explotación sexual y de tráfico de personas en el viejo continente. Precisamente, el pasado domingo, un informe de Europol arrojaba la alarmante cifra de 10.000 menores desaparecidos nada más llegar a Europa.

Los menores son «extremadamente vulnerables a la violencia, el robo, el abuso sexual y la explotación, y corren el riesgo de ser captados por las redes de tráfico de niños», denunció a LA RAZÓN un responsable de Unicef en Beirut. Ante la creciente presión política por el problema de los menores que llegan a Reino Unido por sí solos, el Gobierno británico planea acoger a hasta 3.000 niños en respuesta a la petición de organizaciones como Save the Children. Es un avance, pero se antoja insuficiente dada la avalancha.

En el verano pasado, más de 600 niños desembarcaron en las costas británicas camuflados en las mercanías de los barcos o a través del Eurotúnel, jugándose la vida y expuestos a los abusos de las mafias. Pero las situaciones de acoso, abuso sexual o explotación a los menores refugiados no sólo ocurren en Europa. Desgraciadamente, los menores sirios que viven en los campos de refugiados en los países vecinos de la región corren estos riesgos sin que, además, tengan ayuda legal.

Líbano tiene más personas refugiadas per cápita que ningún otro país del mundo. ACNUR estima que hay más de 400.000 niños de Siria en Líbano. Según la agencia de la ONU, al menos el 10% de la población refugiada siria –450.000 personas– está en situación de vulnerabilidad y necesita con urgencia el reasentamiento en otro país. Entre los «más vulnerables» están las mujeres y las niñas. Uno de cada cinco matrimonios en los campamentos de refugiados en Líbano, Jordania, Irak y Turquía son forzados con menores. Algunos padres creen que el matrimonio protege a sus hijas del abuso físico o sexual, o que el matrimonio servirá para garantizar la seguridad económica de las niñas y disminuir los gastos de la familia. Sin embargo, el matrimonio infantil «no es una alternativa segura para las niñas», aseguró a LA RAZÓN la doctora Houda, de la ONG Beyond. «Nos han llegado casos de todo tipo. Algunas niñas han sido sometidas a abusos sexuales durante unas semanas y después devueltas a sus padres; otras llegan embarazadas», denunció Houda, quien añadió que, a veces, cuando una mujer siria llega con sus hijos, pero sin su esposo, los propietarios libaneses que les alquilan una habitación les hacen una oferta de quedarse con una hija a cambio de vivir gratis.

Las carencias de la ayuda internacional y las políticas discriminatorias impuestas por las autoridades libanesas están creando unas condiciones que facilitan la explotación de las mujeres y las niñas refugiadas en Líbano, denunció ayer Amnistía Internacional en un informe titulado «Quiero un lugar seguro».