Asia
Desafío total de Kim Jong Un
En menos de 24 horas, Corea del Norte ha amenazado con atacar Washington con armas nucleares convirtiéndola "en un mar de fuego", ha dejado entender que a partir del lunes considera "anulados"unilateralmente los pactos de 1991 y el armisticio que firmó con Corea del Sur en 1953 y ha dicho que cortará el "teléfono rojo".
En menos de 24 horas, Corea del Norte ha amenazado con atacar Washington con armas nucleares convirtiéndola "en un mar de fuego", ha dejado entender que a partir del lunes considera "anulados"unilateralmente los pactos de 1991 y el armisticio que firmó con Corea del Sur en 1953 y ha dicho que cortará el "teléfono rojo", la línea directa de emergencia que mantienen Seúl y Pyongyang desde 1971 para hablar en situaciones de tensión extrema. La pataleta del régimen comunista es la peor desde hace tres años, cuando se produjo un intercambio de fuego de artillería en la frontera que costó la vida de dos soldados surcoreanos e hirió de gravedad a una decena de civiles en la isla de Yeongpyeong. El régimen de Kim Jong Un ha respondido de este modo al nuevo paquete de sanciones aprobado en la ONU el jueves y a un escenario internacional cada vez más hostil y en el que sus provocaciones son vistas con creciente enfado. Incluso su gran aliado tradicional, el Gobierno chino, parece estar perdiendo la paciencia. Pekín, que suele oponerse a cualquier medida de presión contra Corea del Norte, ha respaldado esta vez el castigo y lo ha considerado "equilibrado".
Las sanciones (definidas por EEUU como "las más duras que jamás ha impuesto nunca la ONU") fueron aprobadas precisamente como represalia por los ensayos balísticos y las pruebas nucleares subterráneas realizadas por el régimen en las últimas semanas. La economía norcoreana, arruinada por su propia incompetencia, lastrada por el gasto militar y asfixiada por los embargos, lo tendrá aún más difícil a partir de ahora. Entre otras cosas, la resolución acuerda perseguir a quienes comercien con Pyongyang, impone limitaciones a los viajes internacionales de los diplomáticos norcoreanos, presiona para que se revisen los cargueros sospechosos de transportar mercancía proveniente o con destino a sus costas en puertos y aguas internacionales, limita aún más las transferencias bancarias y restringe totalmente el acceso a productos de lujo, una medida esta última destinada a acabar con el tren de vida de la elite del "país ermitaño". Además de por las sanciones, Corea del Norte protesta también por las maniobras militares conjuntas que han venido realizando Estados Unidos y Corea del Sur frente a sus costas como medida de disuasión.
Las amenazas de Kim Jong Un han puesto en alerta preventiva a Washington y Seúl, pero la credibilidad de Corea del Norte es en realidad muy limitada. La retórica belicista es algo con lo que en la península coreana se convive desde hace décadas y barbaridades como "os convertiremos en un mar de fuego"son relativamente comunes. "Nuestros misiles intercontinentales están cargados con cabezas nucleares pequeñas, ligeras y diversas, y están preparados. Si presionamos un botón, serán lanzados y su carga letal convertirá Washington en un mar de fuego, destruyendo la fortaleza de los imperialistas americanos y el nido de maldad", se despachó el general de tres estrellas Kang Pyoyong, viceministro de Defensa. En realidad, ningún experto en armamento nuclear cree que el ejército norcoreano tenga capacidad para lanzar misiles con cabezas nucleares fuera de sus
fronteras y mucho menos hacerlos llegar hasta Washington, algo que sólo está al alcance del arsenal ruso por ahora. Estados Unidos y Corea del Sur han respondido con firmeza y, en el caso de Seúl, manteniendo el tono intimidatorio de sus vecinos, a quienes amenazaron con "hacer desaparecer de la faz de la tierra"si se atreven a atacar. Con otras palabras pero parecida dureza reaccionaron desde el EEUU, advirtiendo de que cualquier ataque de Corea del Norte sería en realidad un "suicidio". Algunos expertos han interpretado las provocaciones del régimen comunista como un síntoma
que los halcones del Ejército están ganando poder y Kim Jong Un necesita mantener una posición dura para ganarse sus apoyos. También
se cree que Pyongyang está intentando hacer ruido y meter miedo a sus vecinos para forzar a Estados Unidos a negociar directamente, algo a lo que Washington se ha negado en reiteradas ocasiones. Se trata de un juego que lleva repitiéndose ya varios años.
Norcorea rompe el armisticio... otra vez
El Comité para la Reunificación Pacífica de Corea (CRPC) anunció ayer unilateralmente que rompe con el armisticio que puso fin a la guerra, así como con los acuerdos de no agresión firmados en 1991. Los tratados, concretó, quedarían sin validez el lunes. La amenaza no equivale a una declaración de guerra porque las dos Coreas nunca firmaron un tratado de paz. Las hostilidades cesaron en 1953 con un armisticio y, desde entonces, sólo se avanzó hacia la paz con un pacto firmado en 1991 con el que se fijó una agenda para alcanzar la paz y evitar las escaramuzas militares y los intentos de ¡ invasión que se vinieron repitiendo durante la posguerra. Por otra parte, Pyongyang ha amenazado con el fin del armisticio en otras ocasiones (la última en agosto de 2002), coincidiendo con momentos de tensión. En definitiva, la "dinastía Kim"ha agotado las amenazas y se ve obligado a repetir.
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