El Futuro de Venezuela
Desesperados en Venezuela
La falta de productos básicos provoca desórdenes públicos. Los compradores tienen que mostrar su DNI en las tiendas
Las largas filas para comprar productos básicos en Venezuela son un escenario propicio para la tensión, los insultos y empujones, que a su vez dan paso a historias de peleas sin que se conozca a ciencia cierta si la realidad supera a la ficción. La ansiedad y la viveza caribeña afloran en la incertidumbre. Sin embargo, a Herman Capote, un militante chavista, no parecen preocuparle las trifulcas ni las leyendas urbanas. Lo que quiere es llevarse la harina a casa y nunca antes había visto este escenario en el síper Las Acacias. «Llevo tiempo haciendo filas en el Mercal y Bicentenario –supermercados del Gobierno– por un quintal de arroz, pero esto es inaguantable», asegura mientras se abanica con un panfleto del Partido Socialista Unido de Venezuela, donde puede verse la cara del presidente Nicolás Maduro sonriente. «Mi mamá me contó que dos mujeres se pelearon por unos paquetes de harina de maíz y una de ellas cortó a la otra con una hojilla de afeitar», comenta María Rodríguez, una ama de casa de 33 años que se encuentra a tan solo dos metros. La situación es cada vez más acuciante, sobre todo después de que el presidente de la principal patronal de Venezuela, Jorge Roig, advirtiera esta semana de que quedan productos básicos para abastecer a los venezolanos como «máximo» para 45 días.
En este contexto, el Gobierno ha desplegado un operativo policial y militar en los mercados para evitar actos vandálicos; también se han multiplicado los llamamientos a la calma y a evitar hacerse eco de los rumores, y ha implementando una nueva medida para poner término a las largas colas. Ahora los compradores deberán presentar el número final del DNI para hacer las compras.
«Hay gente que se trae a la abuela, a la hija, a la nieta, a la sobrina y hasta al perro para llevarse diez veces más comida de la que realmente necesita. Hay demasiada neurosis en la gente», comenta José David Pérez, quien transitaba cerca del mercado.
A Capote, Rodríguez y Pérez les queda muy lejos Rusia. Donde ayer se encontraba todavía su presidente, Nicolás Maduro. Tampoco entienden de macroeconomía ni de conflictos internacionales. Desconocen que el presupuesto venezolano sólo se sostiene con el precio del barril a 100 dólares y que actualmente, no llega a los 40. Pero el «efecto Mariposa» ya comenzó, el aleteo se inició en Arabia Saudí y la tormenta se avecina sobre Venezuela.
Maduro se va de Moscú sin acuerdo
Si la situación de Rusia es apurada por el desplome del precio del Brent, la de Venezuela es aún peor, pues su economía es todavía más dependiente del petróleo, que supone el 96% de sus exportaciones, frente al 54% en el caso ruso. En ese contexto se enmarca la visita de 24 horas de Maduro a Rusia, donde se reunió con Putin el jueves por la noche. Maduro, que ve en la caída del precio del petróleo «un complot político fraguado por enemigos comunes», arrancó del líder ruso palabras de comprensión y camaradería, pero ningún compromiso concreto en cuanto a una posible reducción de la producción de crudo para forzar un aumento de precios.
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