Guerra en Siria
EE UU redobla su esfuerzo militar ante la ofensiva de Raqa
Envía 400 efectivos para luchar contra el EI en Siria y trata de ganar influencia sobre Rusia
Donald Trump ha dejado claro que una de las prioridades de su política sobre Oriente Medio será combatir, a toda costa, el terrorismo, y parece que le corre prisa acabar con el grupo yiyadista Estado Islámico (EI). En apenas dos meses de mandato, el presidente de EE UU casi ha doblado el número de marines en Siria, algo que su antecesor, Barack Obama, a regañadientes, consideró como opción el poner botas estadounidenses sobre el suelo sirio. Un grupo de 400 soldados de la XI Unidad Expedicionaria de los Marines aterrizaron el miércoles en Siria y trajeron consigo batería de artillería con obuses M777 del calibre de 155 milímetros, informó ayer el coronel John Dorrian, portavoz de la coalición internacional contra el EI en Siria e Irak. Los infantes de marina «están listos para cumplir su misión» de apoyo a la ofensiva sobre Raqa, dijo el mando militar de Estados Unidos. Los marines han levantado en una pequeña base de avanzada en Manbij, ciudad fronteriza con Turquía, que fue recientemente liberada por las Fuerzas Democráticas Sirias, apoyadas por Washington. «Sólo van a estar en el terreno de manera temporal y su objetivo es acelerar la caída de Raqa», aseguró Dorrian, que agregó que no estarán en la «línea de frente».
El nuevo contingente militar se suma a las actuales 500 tropas terrestres de Estados Unidos, cuya labor es entrenar y asistir a las fuerzas de la alianza árabe-kurda que luchan contra los yihadistas. Además, el Pentágono enviará otros 1.000 soldados a Kuwait que podrían servir como una fuerza de reserva en la lucha contra el EI en Irak y Siria.
Se estima que entre 3.000 y 4.000 combatientes del Estado Islámico permanecen en Raqa como parte de una fuerza de combate de alrededor de 15.000 yihadistas en Siria. La batalla por la «capital» de facto del EI en Siria es el botín de guerra que todos ambicionan. El fortín está siendo rodeado por fuerzas del régimen sirio, las tropas rusas, soldados turcos y sus aliados sirios del opositor Ejército Libre de Siria y combatientes kurdos de las Unidades de Protección del Pueblo Kurdo, que entrenan los estadounidenses.
Precisamente, la complejidad para liberar Raqa reside en la multitud de fuerzas rivales que van a participar en la batalla. Por ello, ni los planes militares están del todo perfilados ni parece que la ofensiva vaya a ser inminente. Las fuerzas rebeldes kurdas se sitúan a unos ocho kilómetros de Raqa y recientemente han conseguido cortar varias carreteras que comunicaban esta ciudad con otras urbes bajo el control de los yihadistas, como Deir al Zur. El avance de los milicianos kurdos ha puesto en alerta al Gobierno de Turquía. El primer ministro turco, Binali Yildirim, dijo ayer que las relaciones de su país con EE UU y la OTAN se verán perjudicadas si son las milicias kurdas las que llevan a cabo la ofensiva sobre Raqa y no las fuerzas que ofrece Ankara. El martes se reunieron en Antalya los jefes de Estado Mayor de EE UU, Rusia y Turquía para discutir la estrategia, pero el encuentro concluyó sin ningún acuerdo.
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