Finanzas
EE UU encabeza la mayor zona de libre comercio del mundo
Doce países de América, Asia y Oceanía firman el Acuerdo de Asociación Transpacífico, que reduce aranceles y afecta al 40% del PIB mundial.
Llamó sin parar a sus homólogos los últimos días. Era el último empujón de un acuerdo sin precedentes que representará el 40 % de la economía mundial, plantará cara a China en el Pacífico y será una de las piezas clave de su legado. Se traducirá en un crecimiento económico anual de 28 billones (sí, con «b») de dólares. Cubrirá una extensión desde Canadá hasta Chile y ocho países del Pacífico. Han sido ocho años de negociaciones y cinco últimos días intensos de conversaciones bilaterales a puerta cerrada.
Aun así, el presidente Barack Obama prefirió realizar ayer por la mañana un comunicado por escrito inmediatamente después de que se firmase este tratado entre Estados Unidos, México, Chile, Perú y ochos países del Pacífico. A los citados, hay que añadir Australia, Brunei, Canadá, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Singapur y Vietnam.
De esta forma, con el Acuerdo Estratégico Transpacífico de Asociación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), se rebajan las barreras comerciales a los productos y servicios. Así las cosas, se establecerán normas comerciales para dos quintas partes de la economía mundial.
Para Estados Unidos, además, abre los mercados agrícolas de Japón y Canadá, endurece la legislación de propiedad intelectual para beneficiar a las empresas farmacéuticas y tecnológicas, y establece un bloque económico cerrado con el que desafiar la influencia de China en la región. El gigante asiático citado nunca ha manifestado interés en formar parte de este acuerdo. En cambio, sí lo ha seguido con preocupación al considerarlo una posible amenaza. Ya ha expresado en diferentes ocasiones que no desea ver que Estados Unidos ganar fuerza en esa zona.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, reconoció que «esta asociación establece los niveles del campo de acción para nuestros granjeros, rancheros y manufactureros con la eliminación de más de 18.000 impuestos que varios países imponen a nuestros productos. Incluye el mayor de los comprimisos sobre trabajo y medio ambiente de cualquier acuerdo comercial en la historia, y aquellos compromisos serán ahora exigibles por ley, no como otros acuerdos», matizó el presidente sobre este acuerdo.
Dicho tratado representa una victoria en la agenda internacional para el presidente Barack Obama, que cree que se impulsará el crecimiento económico, el fomento de las industrias competitivas y el sector agrícola, así como el compromiso con los países del Pacífico en un momento en que China ha adoptado una postura económica y militar más activa en la región. «Pensamos que ayuda a definir las reglas del camino para la región de Asia-Pacífico», indicó el representante de Comercio, Michael Froman.
Sin embargo, gran parte de los cambios se introducirán de forma paulatina. Por ello, la economía estadounidense tendrá que esperar años para notar sus beneficios. Esto quiere decir que no habrá una mayor creación de puestos de trabajo de forma inmediata tras el mismo acuerdo, pero se espera que relance los ingresos en el país en 2025.
Todavía queda tramitar la aprobación en el Congreso en los próximos meses. Son muy pocos los demócratas que apoyan su política comercial. Los políticos de la agrupación de Barack Obama se han visto influidos por los sindicatos, a los que preocupa que los trabajadores de Estados Unidos sean incapaces de competir con la fuerza laboral de los países asiáticos. El representante demócrata de Wisconsin, Mark Pocan, apuntó que «los acuerdos comerciales pasados han sido un desastre para los trabajadores estadounidenses. Es imperativo que el Congreso revise este acuerdo para asegurarse de que no afecte al pueblo estadounidense», indicó Pocan, en referencia al Nafta, acuerdo aprobado en 1994 entre EE UU, México y Canadá.
A los detractores de este pacto internacional también les preocupan los problemas que tendrán las farmacéuticas para proteger sus patentes. A esto, hay que añadir que las multinacionales podrán demandar en los tribunales a diferentes gobiernos si sus leyes y regulaciones perjudican sus negocios, lo cual podría ir en detrimento de la salud pública y el medio ambiente.
Respaldo republicano
Mientras, el apoyo de los republicanos, que suelen votar por sistema en contra de las iniciativas de Obama, es fundamental para sacar adelante este tratado. Obama ha impulsado este acuerdo en contra de las objeciones de muchos legisladores de su partido, lo cual le ha llevado a cuajar un extraño consenso con los conservadores del Capitolio.
Desde que el presidente Barack Obama ganase las elecciones en noviembre de 2008, los republicanos se marcaron como objetivo principal boicotear todas sus iniciativas dentro de sus estrategias de partido. Para este acuerdo, los legisladores del Congreso tendrán que votar a favor o en contra, ya que No podrán presentar ninguna enmienda para modificar el tratado.
De momento, no hay programada una votación antes de principios de 2016. Entonces, será el último año de Obama en la Casa Blanca, y el país estará sumido en plena campaña electoral, la cual terminará en noviembre con la elección de un nuevo presidente en Estados Unidos.
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