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Egipto, en un callejón sin salida

La oposición en bloque rechaza la oferta de diálogo de Mursi y mantiene el asedio al palacio presidencial

Manifestantes se van concentrando en la plaza Tahrir en contra del presidente egipcio Mohamed Morsi en El Cairo (Egipto) hoy, viernes 7 de diciembre de 2012
Manifestantes se van concentrando en la plaza Tahrir en contra del presidente egipcio Mohamed Morsi en El Cairo (Egipto) hoy, viernes 7 de diciembre de 2012larazon

La oposición egipcia no se reunirá hoy con el presidente Mohamed Mursi a las 12.30 horas del mediodía, tal y como había propuesto el mandatario islamista para tratar de lograr «un acuerdo para salir de la división». La distancia entre las dos partes se hace cada vez más profunda e insalvable a medida que pasan los días y las posturas se radicalizan.

El Frente de Salvación Nacional –creado para unificar y representar a la oposición en esta crisis– anunció ayer que no participará en el diálogo nacional ofrecido por Mursi la noche anterior en un discurso en la TV pública que fue calificado de «decepcionante» por el Frente y muchos otros. George Ishaq, histórico opositor al régimen del ex presidente Hosni Mubarak y ahora miembro del Frente, aseguró a LA RAZÓN que «el diálogo no es posible bajo presión y sin una hoja de ruta», esto es, sin que antes se cumplan las condiciones establecidas por la oposición. El Frente exige a Mursi que retire el decreto del 22 de noviembre por el que asumió poderes absolutos, así como el borrador de constitución, aprobado por los islamistas sin el consenso de las demás fuerzas políticas.

Anoche, el vicepresidente egipcio Mahmud Mekki, aseguró que Mursi estaría dispuesto a posponer el referéndum, pero quizá ya sea demasiado tarde. A medida que pasan los días, la retirada del decreto y la cancelación del referéndum podrían no ser suficientes para convencer a la oposición a negociar y aplacar las protestas.

Los manifestantes llevan días pidiendo la dimisión de Mursi, que es ya considerado «batel» (ilegítimo) por muchos, incluidos cada vez más políticos, sobre todo después de la violencia de esta semana. «Mursi perdió la legitimidad porque ha matado a su gente», dijo Ishaq en declaraciones a este periódico. La oposición culpa al presidente islamista de no haber evitado e, incluso, de haber instigado los enfrentamientos del pasado miércoles entre sus seguidores y detractores en las cercanías del palacio, que se saldaron con siete muertos. El Frente de Salvación Nacional no ha pedido explícitamente la dimisión de Mursi y anoche su cara más conocida, el premio Nobel de la Paz Mohamed Al Baradei, apeló al patriotismo del presidente, pidiéndole que escuche al pueblo en una entrevista televisiva.

Miles de personas volvieron a marchar ayer desde varios puntos de El Cairo hacia el palacio presidencial, pidiendo una vez más el fin del régimen. El jueves, los militares habían establecido un amplio perímetro de seguridad en los alrededores del palacio con barricadas de alambre de espino, y ayer levantaron muros de hormigón, pero no impidió que los manifestantes superaran las barreras y entraran en la zona de seguridad. La Guardia republicana no opuso resistencia. «Vamos a seguir en las calles hasta conseguir nuestros derechos», aseguró Ishaq, mientras las protestas entran en su tercera semana.

Para hoy estaba previsto que empezaran a votar en el referéndum constitucional los egipcios residentes en el extranjero, pero anoche los medios estatales informaban de que éste había sido pospuesto hasta el miércoles, probablemente por razones logísticas, ya que ha sido imposible llevar a cabo los preparativos necesarios para la votación, tanto dentro como fuera de Egipto. Por su parte, los Hermanos Musulmanes aseguran que la única salida de esta crisis es ir a las urnas, donde se demostrará la legitimidad popular. El grupo islamista está tomando una postura muy radical, tanto a través de sus líderes, como de sus medios de comunicación. Ayer, incluso el guía supremo del grupo islamista, Mohamed Badie, salió en defensa de Mursi cuando participaba en el rezo del mediodía en la Mezquita de Al Azhar, una de las más importantes de El Cairo y sede de esta institución islámica suní de referencia. Badie es acusado de ser el que dirige el país, mientras Mursi es sólo una marioneta, y por ello uno de los lemas de los manifestantes es «abajo el Gobierno del Murshid».

Otra de las figuras destacadas del brazo político de la Hermandad, Mohamed Al Beltagui, también estuvo presente en Al Azhar y aseguró que no permitirá que nadie «tumbe» la legitimidad del presidente elegido en las urnas. Tras la ceremonia del viernes, se celebraron los funerales de los dos miembros del grupo islamista que fallecieron el miércoles y advirtieron de que seguirán defendiendo el islam con la sangre. La Hermandad dice contar con el apoyo de la mayoría de los egipcios y rechazan que la minoría laica pueda imponer sus criterios sobre toda la población del país musulmán «que nunca será liberal».

Un «lobby» islamista para tranquilizar a Washington

El presidente Barack Obama llamó por teléfono al presidente Mohamed Mursi el jueves para expresar su «profunda preocupación» después de que los enfrentamientos entre partidarios y detractores del egipcio terminasen con seis personas muertas y casi 500 heridos. Según la Casa Blanca, Obama indicó que el diálogo se debe mantener sin condiciones. Esta llamada coincide con la visita de una delegación egipcia a Washington, encabezada por el asistente al presidente para Relaciones Exteriores y Cooperación, Essam Al-Haddad, miembro de los Hermanos Musulmanes. Mientras, los egipcios han vuelto a la calle para manifestarse contra la decisión de Mursi de blindar sus poderes ante la Justicia y convocar un referéndum sobre la nueva Constitución para el próximo día 15 de diciembre. La imagen recuerda precisamente a las protestas contra el dictador Hosni Mubarak, que entregaron en bandeja tras las elecciones la presidencia al actual líder de Egipto. Según el comunicado de la Casa Blanca del jueves por la tarde, el presidente norteamericano hizo hincapié en que los líderes políticos de Egipto deben dejar claro que la violencia es inaceptable. Además, el presidente subrayó que es vital que los políticos egipcios dejen de lado sus «diferencias». De esta forma, la delegación egipcia marcó en rojo el encuentro con el máximo consejero de Seguridad Nacional de Obama, Tom Donilon. En su agenda, también se incluyeron reuniones con miembros del departamento de Estado, del Congreso y expertos de institutos políticos de Washington. En un principio, los encuentros con los oficiales de la Casa Blanca estaban destinados «a reafirmar la relación estratégica entre Estados Unidos y Egipto», según se resaltó en un comunicado del departamento de Estado. Pero, sin duda, la llamada de teléfono del presidente Obama a Mursi destaca las dudas de Washington sobre el futuro de sus relaciones con Egipto, que se deben asentar sobre las bases del reconocimiento del acuerdo con Israel y la defensa de los valores democráticos del Gobierno de Egipto. Aún así, en la agenda de reuniones, se incluyó el asunto de la cooperación bilateral económica, la estrategia de promover seguridad en la región, la Guerra de Siria y la situación en Gaza donde Egipto ejerce como mediador, informa Marta Torres.