Francia

El año de la «cohesión nacional»

Macron promete luchar contra la fractura social en Francia en 2018 e impulsar el proyecto europeo. Merkel advierte a los alemanes de que «el mundo no espera por nosotros»

El presidente francés, Emmanuel Macron, acompañado del portavoz del Gobierno, desgrana sus prioridades para 2018 en su alocución desde el Elíseo
El presidente francés, Emmanuel Macron, acompañado del portavoz del Gobierno, desgrana sus prioridades para 2018 en su alocución desde el Elíseolarazon

Macron promete luchar contra la fractura social en Francia en 2018 e impulsar el proyecto europeo. Merkel advierte a los alemanes de que «el mundo no espera por nosotros».

Los «reyes» de Europa, Emmanuel Macron y Angela Merkel, tienen muy claras sus prioridades para 2018: la cohesión social y la UE. Pese a la luna de miel que atraviesa el eje francoalemán, lo cierto es que la situación interna de la pareja es diametralmente diferente. Mientras el presidente francés ejerce un fuerte liderazgo dentro y fuera del Hexágono, la canciller alemana no logra formar Gobierno cien días después de haber ganado las elecciones.

En su primer discurso de Año Nuevo como inquilino del Elíseo, Macron trató de exhibir su perfil más social tras seis meses en el poder en los que se ha centrado en impulsar las reformas liberales de la economía francesa, sobre todo el nuevo Código del Trabajo, que abarata el despido para impulsar la creación de empleo. «2018 será el año de la cohesión de la nación, llevamos demasiado tiempo divididos. Los debates son necesarios, pero las divisiones irreconciliables minan nuestro país», aseguró el presidente. En este sentido, reconoció su fracaso al haber prometido que 2017 acabaría sin ningún francés durmiendo en la calle: «Quiero que pongamos un techo a todos aquellos que ahora están en la calle».

Su guiño social, no obstante, no quitará ímpetu al espíritu reformista con el que ganó las elecciones en primavera. Macron se comprometió a que las «transformaciones profundas» emprendidas a lo largo del año que se acabó «proseguirán con la misma fuerza y ritmo en 2018». Sus prioridades serán la reforma de la escuela y la formación continua, la laboral y la inmigración. En esto último advirtió de que Francia no puede asumir sola la llegada de refugiados. «El derecho de asilo es un deber moral y político, lo respetaremos y continuaremos acogiéndolos [a los refugiados], pero no podemos acoger a todo el mundo. Hacen falta reglas simples, que podamos controlar su identidad. No podemos aceptar que alguien pase meses o años en situación de irregularidad sin tener derecho de asilo», aseguró el líder galo.

Más allá de las reformas internas, Macron prometió impulsar el proyecto europeo, para lo cual pidió el apoyo y la complicidad de los ciudadanos. «Me he comprometido en esta batalla porque creo profundamente que Europa es buena para Francia, y que Francia no puede tener éxito sin Europa», señaló, antes de pedir a los franceses que participen en las «consultas ciudadanas» que piensa convocar antes de las elecciones europeas de 2019 para recabar sus opiniones sobre la Unión. En este sentido, hizo un llamamiento a hacer frente a los nacionalismos y populismos que amenazan con destruir Europa: «No cedamos nada ni a los nacionalistas ni a los escépticos».

Tras su discurso de la Sorbona en septiembre en el que detalló sus ideas para impulsar el proyecto europeo, Francia espera a que Alemania supere su inestabilidad política y pueda sumarse, por ejemplo, a su iniciativa de dotar a la zona euro de un ministro y un tesoro comunes o crear un Fondo Monetario Europeo. Así, Macron consideró necesario «ir más lejos» en el «coloquio íntimo» que su país mantiene con Alemania, aunque sin dejar de lado al resto de Estados miembros.

Desde Berlín, Merkel también abordó en su 13º discurso de Año Nuevo el debate nacional sobre la creciente desigualdad social. «Algunos hablan de que existe una grieta en la sociedad. Algunos dicen que Alemania es un país maravilloso, fuerte y con una economía exitosa. Otros dicen que existen muchas personas que no se han beneficiado de este éxito y que existe mucha criminalidad y violencia. Y se preguntan cómo podemos organizar y controlar la inmigración en nuestro país», explicó la canciller, que opina que la respuesta a esta pregunta es «la prosperidad y la confianza, pero también los miedos y las dudas». Para Merkel esa realidad es un «estímulo para ocuparse de los desafíos futuros sin dejar de lado a nadie».

Debilitada tras cien días presidiendo un Ejecutivo en minoría, la canciller germana aseguró que su prioridad es formar un Gobierno rápidamente «porque el mundo no espera por nosotros». A menos de una semana de que se inicien las negociaciones formales con los socialdemócratas para pactar una eventual coalición, la popularidad de Merkel cae día a día. Según un sondeo de «Die Welt», un 46% de los alemanes desea que dimita.

La canciller insistió en su idea de que el futuro de Alemania y Europa están «inseparablemente» vinculados. El reto será «si nosotros como europeos en el mundo globalizado podemos representar nuestros valores con seguridad y solidaridad, tanto internamente como externamente».