Relaciones internacionales
El apoyo de Trump a Taiwán desata la ira de Pekín
El magnate amenaza con no respetar la política de «un solo país», pilar de la relación con China.
El magnate amenaza con no respetar la política de «un solo país», pilar de la relación con China.
El Gobierno chino advirtió ayer a Estados Unidos de la posibilidad de romper las relaciones bilaterales tras el último exabrupto del presidente electo, Donald Trump, quien el domingo desafió a Pekín con no respetar la política de «una sola China». «No sé por qué tenemos que estar confinados por el principio de una sola China, a no ser que consigamos un pacto con ellos en otros asuntos, como el comercio», afirmó Trump en una entrevista a la cadena Fox News. Con sus palabras, ponía en entredicho su postura respecto a una norma considerada por el gigante asiático como la base política de la relación entre ambas naciones. Vigente desde que en 1979 se reanudaran los lazos diplomáticos con Washington, este principio reconoce que sólo existe un único país y que Taiwán forma parte inalienable de China.
«Nos están haciendo mucho daño con la devaluación; con elevados impuestos en las fronteras cuando nosotros no les gravamos; con la construcción de casi una fortaleza en el centro del Mar de China Meridional, algo que no deberían estar haciendo; y, francamente, no nos ayudan en absoluto con el tema de Corea del Norte», argumentó Trump en televisión. Su intervención avivó aún más la polémica que el 2 de noviembre ya había prendido a causa de la conversación telefónica que mantuvo con la presidenta de Taiwán, Tsai Ing Wen. Entonces, la líder de la isla del otro lado del estrecho de Formosa felicitó al mandatario americano por su victoria en las recientes elecciones, un hecho que enfureció a Pekín. «La cuestión de Taiwán afecta a la soberanía y la integridad territorial de China. Está ligada a los intereses fundamentales de China. Instamos a la Administración estadounidense entrante y a sus líderes a reconocer la importancia de este asunto, y a gestionarlo de manera sensata para no perjudicar a las relaciones bilaterales», aseveró Geng Shuang, portavoz de Exteriores chino.
Según explicó Geng, el consejero de Estado, Yang Jieqi, principal responsable de la política exterior china, se habría reunido con el próximo secretario de Seguridad Nacional, Michael Flynn, y otros representantes del equipo de transición de Trump, en un encuentro en el que «intercambiaron puntos de vista sobre las relaciones China-EE UU y otros asuntos importantes que preocupan a ambas partes». Mientras, los medios chinos ya habían reaccionado y el belicoso diario estatal «Global Times» tachaba a Trump de «ignorante» en política exterior y advertía con usar la fuerza para recuperar Taiwán y suministrar armas a los enemigos de Washington si fuera necesario. «Parece que Trump sólo entiende de negocios. Piensa que a todo se le puede poner un precio», añadía.
Diversos analistas le acusaban de usar la misma retórica que emplea a la hora de hacer negocios. Jeffrey A. Bader, ex director de Asia en el Consejo de Seguridad Nacional en el Gobierno de Obama, declaró a «The New York Times» que Trump ve el principio de una sola China como parte de un conjunto más amplio de nuevas transacciones. «Es probable que mezclar el comercio con un tema considerado por Pekín como una cuestión de soberanía produzca una iracunda reacción», apuntó.
Otros analistas alertaban de una posible confrontación militar si se lleva el asunto de Taiwán demasiado lejos. Jessica Chen Weiss, experta en nacionalismo chino de la Universidad de Cornell, afirmó que, «cuando la decisión de poner fin a una práctica de décadas se hace con tan poca antelación y comunicación, aumenta la probabilidad de malentendidos y errores y prepara el escenario para una crisis entre Washingtoon y China sobre Taiwán». «Hay buenas razones por las cuales desde 1972 ocho presidentes han confiado en la política de una sola China», dice Evan Medeiros, ex director de Asia en el Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos.
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