El Brexit reabre la guerra en el Gobierno británico

La «premier» ordena investigar las filtraciones.

La cuestión de cómo se debe negociar la salida de Reino Unido del bloque europeo está provocando una guerra interna dentro del partido conservador británico, aireada en la Prensa a golpe de filtraciones, y el que peor parado ha salido con estas revelaciones ha sido hasta ahora Philip Hammond, ministro de Economía. Sus ideas económicas, basadas en una salida suave de la Unión Europea para proteger a la City de Londres, chocan contra de los objetivos de David Davis, ministro para el Brexit; Boris Johnson, ministro de Exteriores, y Liam Fox, ministro de Comercio. Hammond ha acusado a estos últimos de tratar de perjudicarle filtrando información que debería, según el, «quedarse en privado». Este fin de semana, el rotativo «The Sun» publicaba unas declaraciones de Hammond en las que criticaba que los maquinistas de tren «cobraban demasiado» para un trabajo que «es tan sencillo» que podría hacerlo «una mujer».

Hammond, que ha negado declaraciones machistas, sugirió el domingo que «parte de este ruido» ha sido generado por personas que no están contentas con su «agenda de prioridades», entre las que destaca asegurarse que Reino Unido logre un Brexit centrado en «proteger la economía y el empleo y en garantizar que continúan subiendo los estándares de vida en el futuro».

Dado que el debilitado partido «tory» no deja de publicitar sus problemas internos, la primera ministra, Theresa May, ha dejado claro que no quiere que esto continúe, y ayer pidió durante la reunión del gabinete que las discusiones entre sus ministros deben mantenerse siempre en «privado», aunque no exigió una investigación sobre las filtraciones.

Hammond quiere quitar hierro al asunto y ayer dejó claro que lo que el Gobierno británico tiene que hacer es agilizar la negociación con Bruselas y «proporcionar cuanto antes claridad» a las empresas, ya que la incertidumbre sobre la naturaleza del Brexit está alejando la inversión.