Internacional
Kurz elige a la ultraderecha para negociar una coalición
El líder conservador, ganador de las recientes elecciones en Austria, exige al populista Strache un «compromiso proeuropeo claro».
El líder conservador, ganador de las recientes elecciones en Austria, exige al populista Strache un «compromiso proeuropeo claro».
Sin sorpresas. El líder del Partido Popular Austriaco (ÖVP), Sebastian Kurz, ganador de las elecciones del 15 de octubre, invitó ayer al ultraderechista Partido Liberal (FPÖ) a negociar un Gobierno de coalición. Tras la negativa de los socialdemócratas (SPÖ) del canciller en funciones, Christian Kurz, a reeditar la Gran Coalición, los populistas quedaban como único socio para garantizar la gobernabilidad en el país alpino.
Para disipar los temores de Bruselas y del propio presidente de la República, Alexander van der Bellen, Kurz recordó al FPÖ que «conmigo sólo puede haber y habrá un Gobierno proeuropeo». Un mensaje importante dadas las simpatías de los ultras por los líderes euroescépticos centroeuropeos del Grupo de Visegrado, como el húngaro Viktor Orban o el polaco Jaroslaw Kaczynski. «La República de Austria sólo puede ser fuerte si es no sólo miembro de la UE, sino también un colaborador activo para reforzar la UE», recordó Kurz, quien a sus 31 años será el político más joven que se siente en el Consejo Europeo.
El líder del ÖVP, que espera que Austria disponga de Gobierno para Navidad, reconoció haber mantenido contactos «muy constructivos» con el jefe de la extrema derecha, Hans Christian Strache, en quien ve «la voluntad de conseguir juntos un cambio en Austria». Precisamente, el llamado «niño prodigio» de la derecha austriaca salvó al ÖVP de una derrota segura en las urnas adoptando la línea anti inmigración de Strache, que le acusó de plagiar su programa. Más allá de la voluntad de endurecer la entrada de inmigrantes y refugiados, así como las ayudas públicas que perciben, ambos partidos coinciden en la promesa de bajar impuestos.
La última vez que el FPÖ formó parte de un Gobierno austriaco fue en 2000 con los conservadores de Wolfgang Schüssel. La coalición provocó un terremoto en el resto de socios de la UE, que aprobaron sanciones diplomáticas contra Austria. Israel llegó a suspender temporalmente sus relaciones diplomáticas con Viena en repulsa por un partido fundado en 1955 por antiguos nazis y miembros de las SS.
El futuro canciller aprovechó su comparecencia para criticar a los socialdemócratas, a los que acusó de estar más interesados en pactar con los populistas. «No me ha dado la sensación de que Christian Kern tenga interés en ser vicecanciller en un Gobierno [liderado por el ÖVP]», les reprochó Kurz antes de asegurar que «el país se merece un Gobierno estable con una buena mayoría en el Parlamento».
Strache, que ambiciona convertirse en el futuro ministro del Interior, aceptó la mano tendida de los conservadores, aunque recordó la prioridad del FPÖ en materia de inmigración. Como Kurz, trató de calmar a los socios de la UE defendiendo una Europa de la subsidiariedad en la que Bruselas se encargue sólo de las grandes políticas. «Que la UE se limite a las áreas esenciales y sea ahí, por fin, activa. Es decir, en la protección de las fronteras exteriores, el tema de la migración, la expulsión de los inmigrantes ilegales, la firma de acuerdos de repatriación y ayuda sobre el terreno para evitar nuevas oleadas de refugiados», explicó. Por cálculos electorales la extrema derecha ha renunciado a su petición de celebrar un referéndum sobre la permanencia de Austria en la UE (Oxit), pero, como «patriotas austríacos y europeos convencidos», Strache recordó que tienen la obligación de criticar los fallos en la UE y «reclamar reformas para que ese correcto e importante proyecto de paz europeo aprenda de los errores y se desarrolle en la dirección correcta».
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