Política exterior
El deshielo nuclear de Hanói
Los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte lanzan un mensaje de «optimismo» al inicio del encuentro en Vietnam en el que pretenden dar pasos concretos para la desnuclearización y el fin de las sanciones sobre Pyongyang.
Los líderes de Estados Unidos y Corea del Norte lanzan un mensaje de «optimismo» al inicio del encuentro en Vietnam en el que pretenden dar pasos concretos para la desnuclearización y el fin de las sanciones sobre Pyongyang.
Con paso firme y mirándose a los ojos, los líderes de Estados Unidos, Donald Trump, y Corea del Norte, Kim Jong Un, se acercaron ayer desde los laterales del escenario montado en el hotel Metropole de Hanoi para mostrar ante los ojos del mundo la complicidad de la que ahora presumen. Allí, con una docena de banderas de ambos países de fondo, dejaron enmarcado para la posteridad su apretón de manos a las 18:30 hora local. Las palmaditas en la espalda de Trump a su homólogo norcoreano lograron una respuesta de Kim, quien al contrario que en la cita del año pasado, mostró una sonrisa más relajada y se animó también a palmear –aunque solo una vez– la espalda del magnate. Con ese gesto quedó inaugurada la segunda cumbre entre ambos en menos de un año, que hoy concluirá, quizás, con un acuerdo.
Tras el saludo inicial, los dos se sentaron con sus respectivas traductoras para mantener una breve conversación frente a los medios antes de reunirse a solas y pasar a cenar con sus comitivas. Como era de esperar, el primero en tomar la palabra fue el presidente americano, que volvió a poner sobre la mesa el futuro desarrollo económico de Corea del Norte, no sin insistir en que la principal meta es la desnuclearización. «Creo que su país tiene un potencial económico tremendo, increíble, ilimitado... Creo que tendrá un futuro enorme en su país y que será un gran líder, y espero ayudar y ver cómo sucede eso», le dijo a Kim. Éste agradeció la «valiente decisión» de Trump por haber accedido a dialogar con su país e insistió en la «paciencia y esfuerzo» requeridos para «superar obstáculos y llegar hasta aquí». En esa línea, añadió que «tengo confianza en que habrá resultados, y haré cuanto esté en mi mano para conseguirlo».
Las especulaciones sobre los temas a tratar se suceden desde hace días pero no será hasta hoy cuando se saque algo en claro. Si bien es cierto que las pruebas nucleares se han detenido y ha mejorado la estabilidad en la región desde que se vieron las caras en Singapur en junio del año pasado, el primer encuentro entre ambos no cumplió con el compromiso de desnuclearización que entonces firmaron. La diferente forma de entender ese proceso ha hecho que los gestos llevados a cabo por Pyongyang no le hayan parecido suficientes a Washington. Por eso, las esperanzas están puestas en que hoy se llegue a un acuerdo con una hoja de ruta para una desnuclearización verificable. La experta en Corea del Norte Maria Rosaria Coduti, así lo explicó a LA RAZÓN: «El objetivo es tratar de construir las bases para trabajar en la implementación de la declaración del año pasado. Kim sabe que tiene que poner una oferta válida sobre la mesa para mostrar a EE UU su compromiso de trabajar en la desnuclearización, pero Trump también tiene que ofrecer algo a cambio».
Un buen comienzo sería el desmantelamiento del complejo nuclear de Yongbyon, a lo que Pyongyang accedería siempre que Washington tomara «medidas correspondientes». Ahí, entraría el levantamiento de las sanciones económicas al régimen Juche y un tratado de paz que sustituya al armisticio firmado en 1953 y que hace que las dos Coreas permanezcan técnicamente en guerra.
Es posible que ya hablaran sobre ello en su media hora de reunión a solas antes de cenar en este controvertido hotel, que alojó a Charlie Chaplin en su luna de miel o a Jane Fonda cuando visitó territorio enemigo para protestar contra la guerra de Vietnam. Aquí ayer compartieron mesa con el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo; el jefe de Gabinete en funciones de la Casa Blanca, Mick Mulvaney; el canciller norcoreano, Ri Yong Ho; y el principal responsable de inteligencia de Pyonyang, Kim Yong Chol. Pero más allá del menú y de «un diálogo muy interesante», no se ofrecieron más detalles sobre el encuentro y la velada.
Lo que sí se supo fue que los dos líderes no perdieron la oportunidad de sacar provecho a la visita. Mientras Trump firmó la venta de cien aviones Boeing 737-Max a la aerolínea vietnamita VietJet y otros diez Boeing 787 Dreamliners a Bamboo Airways, la parte norcoreana visitó varias zonas industriales de la zona con la idea, dicen los expertos, de trasladarlo a su economía. Quizás, por esa misma razón, Kim se quedará hasta el sábado en Hanoi en visita de estado y Trump regresa hoy a casa. Si es con los deberes hechos, habrá que verlo.
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