Polonia
El discurso del odio consume Polonia
El alcalde de Gdansk, Pawel Adamowicz, fue asesinado a puñaladas el domingo por un joven de 27 años. Su magnicidio ha puesto de manifiesto la polarización del país alimentada por la. retórica del odio de los partidos políticos
El alcalde de Gdansk, Pawel Adamowicz, fue asesinado a puñaladas el domingo por un joven de 27 años. Su magnicidio ha puesto de manifiesto la polarización del país alimentada por la
retórica del odio de los partidos políticos.
Cada enero, la solidaridad llena las calles de multitud de ciudades polacas en la llamada Orquesta de la Caridad de Navidad, que se celebra cada año para recaudar fondos con el objetivo de comprar materiales de hospital. Los ciudadanos se agolpan en las plazas para donar y ser recompensados con una pegatina en forma de corazón que llevan con orgullo durante toda la semana en la solapa del abrigo.
Apenas han pasado tres días desde entonces y Polonia sigue intentando digerir el asesinato de Pawel Adamowicz, alcalde de la localidad portuaria de Gdansk, que fue asesinado en mitad de los festejos. El domingo por la noche, el político fue apuñalado en medio de un escenario y el lunes por la tarde los médicos comunicaron su fallecimiento.
Las primeras investigaciones aseguran que el homicida actuó solo y por una supuesta venganza personal. Subió hasta el escenario y, tras el apuñalamiento, con micrófono en mano, se dirigió a la multitud acusando a Plataforma Cívica (partido que había apoyado a Adamowicz para su reelección a la alcaldía y que gobernó el país en la anterior legislatura) de haberlo encarcelado injustamente.
El escalofriante episodio se produce en un contexto de fuerte polarización política. El crimen de Adamowicz ha sacado a la luz pública el odio dialéctico que se predican el partido ofi cialista Ley y Justicia (PiS) y la oposición, vagamente organizada desde la llegada al poder del partido de Jaroslaw Kaczynski.
La lluvia de condolencias de los principales líderes políticos no se hizo esperar. El presidente polaco, Andrzej Duda, convocó una marcha conjunta contra la violencia y el odio, en un tímido esfuerzo que pone en el núcleo del problema a un desequilibrado que cometió un hecho aislado del cual toda Polonia es hoy víctima. De esta manera, Duda se aleja de rebajar la tensión y de cambiar un discurso agresivo contra quienes se rebelen contra las políticas del PiS y que los miembros de su partido pregonan constantemente en la televisión pública.
En medio del ambiente político crispado, el PiS mantiene desde 2015 el control del Parlamento con el 60% de los escaños. Esto le ha dado vía libre para sacar adelante una ley que contempla la creación de una Corte Disciplinaria que podrá abrir proceso correctivos y penales contra jueces y representantes jurídicos. Igual de polémico es el organismo de la Corte de Asuntos Internos, que adjudica al Ejecutivo el escrutinio de los comicios electorales.
Este tipo de acciones no han pasado desapercibidas para el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que, en un hecho inédito, ordenó el pasado mes de octubre a Varsovia la suspensión de la ley que obligaba a 27 jueces del Alto Tribunal a jubilarse. Adamowicz, quien gobernó la ciudad de Gdasnk durante 20 años, era un asiduo de las movilizaciones en defensa de la democracia, la Constitución, la independencia del Tribunal Constitucional y los derechos del colectivo LGTBI. Mientras el Gobierno se aliaba con la Hungría de Viktor Orban para formar un frente que rechaza todo tipo de política para reubicar a los refugiados, el líder político defendió la llegada de estos a su ciudad.
Dichos hechos le valieron ser amenazado de muerte públicamente vía las redes sociales por grupos de extrema derecha. Lejos de amedrentarse, el alcalde de Gdansk se negaba a vivir una vida en la sombra y el pasado domingo salió al escenario donde se celebraba un concierto para recaudar fondos.
El diario «Wyborcza», uno de los periódicos más leídos en el país, pedía en su editorial «responsabilidad» para aquellos que «fomentan el odio racial, sexual o político sin tapujos en los debates televisivos de los medios públicos», asegurando que el «discurso de odio» debe acabar y llamando al deber político ante lo que «se ha venido cocinando desde 2015», año en el que el PiS llegó al poder. La ciudad natal de Adamowicz, bañada por el Báltico, fue cuna del movimiento anticomunista Solidaridad en los ochenta.
El histórico líder y premio Nobel, Lech Walesa, presentó sus condolencias vía redes sociales. En Gdansk, Donald Tusk pronunció un discurso en memoria de su ex compañero de partido: «Tu vida entera estuvo basada en la valentía (...) Por ti, por todos nosotros, defenderemos nuestro Gdansk, nuestra Polonia y nuestra Europa contra el odio, el desprecio y la violencia», concluyó el presidente del Consejo Europeo bajo una tenue llovizna. Varios medios nacionales informaron ayer de manera extraofi cial de que el ex alcalde será enterrado en la ciudad que le vio nacer este sábado.
Además, miles de personas se concentraron ayer frente a la Alcaldía para homenajearle. Adamowicz, que fue apuñalado el domingo, murió por las heridas al día siguiente. Según la agencia estatal polaca de noticias, PAP, los presentes colocaron miles de velas y ofrendas florales en la zona en recuerdo del alcalde. También se abrieron numerosos libros de condolencias en la ciudad y otros puntos de Polonia, incluida la capital, Varsovia. La primera entrada correspondió al arzobispo Slawoj Leszek Glodz: «Alcalde, Pawel, ya le echamos de menos».
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