Política

Caso Snowden

El doble rasero de Putin con el caso Snowden

El presidente ruso, defensor del filtrador Snowden, persigue duramente a quienes osan criticar su gestión

El ex espía Alexander Litvinenko en 2006, poco antes de morir, en Londres tras ser envenenado con polonio
El ex espía Alexander Litvinenko en 2006, poco antes de morir, en Londres tras ser envenenado con poloniolarazon

A dios rogando y con el mazo dando. Ésta parece ser la máxima del presidente ruso Vladimir Putin, quien se ha ganado el aplauso de los grupos de derechos humanos por no entregar a Estados Unidos al filtrador Edward Snowden. En la otra cara de la moneda aparece la persecución de opositores políticos por parte de las autoridades rusas hacia todos aquellos que han denunciado públicamente la gestión del presidente. Para ellos se ha aplicado una política de puño de hierro, ya sean periodistas, activistas, empresarios o cantantes. Estos son algunos de los perseguidos por el Kremlin

El magnate petrolero Mijaíl Jodorkovski fue arrestado en 2003 y sentenciado en 2005 a 13 años de cárcel, junto con su socio Platon Lébedev. por varios delitos económicos, entre ellos blanqueo de dinero y robo de petróleo. Jodorkovski, que cumple su pena en una prisión de Siberia, saldrá el próximo año tras la reducción de condena a once años dictada por un tribunal. El fundador de la petrolera Yukos amasó escandalosamente su fortuna durante la presidencia de Yeltsin. Los detractores de Putin siempre han sostenido que el proceso judicial era una farsa orquestada para silenciar a un enemigo político. Jodorkovski había financiado a la oposición y había rumores de que aspiraba a presentarse a las elecciones presidenciales.

La periodista Anna Politkovskaya mantuvo una actitud combativa al denunciar en sus artículos los abusos de la policía y los militares rusos durante la guerra de Chechenia en 1999. Tras recibir varias amenazas, el 7 de octubre de 2006 fue asesinada en el portal de su casa. En diciembre del año pasado, un tribunal de Moscú condenó a once años de prisión a un ex policía como colaborador en el asesinato de la redactora. Sin embargo, la familia de la víctima cree que lo importante es saber "quién encargó el asesinato, quién es el asesino y quiénes son los principales cómplices y los organizadores".

La activista por los derechos humanos Natalia Estemirova fue secuestrada y asesinada el 15 de julio de 2009 en Grozni, capital de Chechenia. Esta profesora de Historia nacida en la provincia rusa de Saratov, había investigado y documentado muchos casos de abuso de las fuerzas militares del régimen de Ramzán Kadírov, respaldado por el Gobierno ruso, durante la segunda guerra de Chechenia, en 1999. Trabajaba para el Human Rights Centre Memorial y sus informes constituían una de las principales fuentes sobre los abusos cometidos durante el conflicto. Aunque había recibido amenazas, Estemirova nunca quiso abandonar su ciudad, donde vivía con su hija

El espía Alexander Litvinenko murió en 2006 envenenado con polonio 210 vertido en su taza de té en Londres durante una reunión con agentes de seguridad rusos en el hotel Mayfair. Litvinenko se había instalado con su familia en la capital británica en el año 2000, poco después de denunciar que las autoridades rusas estaban planeando asesinar al empresario ruso Boris Berezovski. En la capital británica, el agente trabajaba a sueldo de los servicios secretos del Reino Unido y de España. Al parecer, la víctima estaba preparando un viaje a nuestro país para informar al CNI de los vínculos entre las mafias que actúan en España y Vladimir Putin. Poco antes de morir, Litvinenko culpó al presidente ruso del envenenamiento.

El abogado Serguéi Magnitski murió en una cárcel rusa en 2009 mientras esperaba ser juzgado por fraude fiscal. Curiosamente, el difunto abogado y asesor jurídico del fondo de inversiones Hermitage Capital Management fue declarado culpable por un tribunal el pasado 11 de julio. Magnitski había sido encarcelado en 2008 por evasión de impuestos, justo poco tiempo después de que él mismo hubiera denunciado corrupción policial y un fraude fiscal millonario cometido por varios dirigentes rusos. Existe la versión de que Magnitski murió víctima de una brutal paliza propinada por los vigilantes de la cárcel, aunque la justicia ha rechazado esta acusación.